Premios Príncipe de Asturias 1981–2014. Discursos

6 El caso, sin embargo, es que tampoco «humanidades» deja de tener intríngulis. Todavía yo joven, «humanidades» casi no se aplicaba más que al mundo clásico. Quien sabía griego y latín y poseía su espíritu era el «humanista». Es nuestro tiempo el que ha visto estirarse al vocablo para cobijar lo que, de manera también un tanto equívoca, denominamos «ciencias humanas» (…). Alguna vez escribí, no me acuerdo dónde, que a los arabistas se nos confinaba en el ghetto de la extravagancia y en un suburbio de las humanidades. Pero, ¡cómo han cambiado los días! En los actuales se ha dado un impresionante vuelco. (…) Un sencillo arabista como yo obtiene el galardón de humanidades, quizá por haber perforado hacia ellas, desde el árabe, galerías «comunicantes» (y aquí asoma la «comunicación»). Como para advertirme que nome pase de raya, pormás que siempre fui fidelísimo a todo lo mío, se me trae a estas antiguas Asturias, cuna heroica de la Reconquista. Emilio García Gómez — Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 1992 Fragmento del discurso ofrecido con motivo de la entrega del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades el 31/101992. 31 de octubre de 1992

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