Premios Príncipe de Asturias 1981–2014. Discursos
9 P remios P ríncipe de A sturias 1981–2014. D iscursos Nada doblega al ser humano cuando está decidido a seguir un camino, a cumplir, con firme vocación, una tarea. «¿Qué es la felicidad sino el simple acuerdo entre un ser y la existencia que lleva?», se preguntaba Albert Camus, un escritor que conoció muy bien el país de Hassiba Boul- merka. Dignidad y voluntad admirables las de esta atleta que es hoy un símbolo universal para las mujeres. Para los que amamos la convivencia respetuosa y en paz, y esta es imposible sin la presencia permanente, activa y libre de la mujer, la actitud de esta deportista, que tanta gloria ha conquistado en las pistas de atletismo, es también una referencia ejemplar por la dignidad, el valor y el equili- brio con que defiende sus convicciones. Unos principios sustentados en que la verdad no está en la separación sino en la unión, y en la idea, como pensaba Voltaire, de que «la discordia es el peor de los males que aquejan al género humano, y ese mal solo tiene un remedio: la tolerancia». El Premio Príncipe de Asturias de las Artes se le ha otorgado a Fernando Fernán Gómez, un hombre que tantos hombres ha sido y siempre de manera magistral, por el poder transmutador del arte. Él nos ha ayudado, delante o detrás de la cámara, a comprender mejor los años turbulentos o apacibles, pero siempre apasionantes, del último medio siglo de vida española. Nuestra expe- riencia estética es consustancial a la variedad de los personajes por él representados en el cine y el teatro. Su genio y su voz han dado forma a muchas de nuestras realidades pasadas y presentes, e incluso a no pocos de nuestros sueños. Fernando Fernán Gómez es también un grande y casi secreto escritor, un humorista de estirpe cervantina, autor de poemas, de innumerables artículos, de obras de teatro ejemplares, de unas sabias memorias, de una melancólica novela, luego película, El viaje a ninguna parte, que no solo constituye el mejor homenaje a la figura entrañable del cómico de los pequeños teatros, sino que es además una desolada parábola de la entera existencia humana. Fernando Fernán Gómez es uno de los grandes maestros indiscutibles de nuestra vida cultural. Es un hombre con un vigoroso compromiso ético y, en definitiva, solo desde un compromiso ético se puede ser maestro. Al referirme al Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, concedido al profesor Manuel Losada Villasante y al Instituto Nacional de Biodiversidad de Costa Rica, no pue- do evitar el recuerdo dolorido del profesor Francisco Grande Covián. Desde la misma creación de este premio, contribuyó, como jurado, con su solvencia científica y su independencia, de manera muy decisiva, al prestigio del mismo. Nunca olvidaremos su bondadosa humanidad, su servicio a la ciencia de España y sus aportaciones a nuestra Fundación. Manuel Losada Villasante es una gran figura de la ciencia internacional. Impulsado por su cu- riosidad intelectual hacia la fascinación de descubrir mecanismos básicos de la vida, concibe la ciencia como pregunta y reto, definidores de la aventura humana, como motor de la evolución social, como una suma de conocimientos imprescindibles para resolver muchos problemas del mundo de hoy, combinando la razón teórica con la práctica. El profesor Losada, desde una visión múltiple de la ciencia, que combina la aventura intelectual y la contemplación, el experimento y la docencia, la teoría y la praxis, aclaró los mecanismos de la fotosíntesis y de toda la bioenergética por los que obtienen las plantas su energía del sol y sobre los que se ha elevado el maravilloso edificio de la vida en la Tierra. Su obra deja una huella permanente en la senda del perfeccionamiento humano. El Instituto de Biodiversidad de Costa Rica desarrolla una labor única en el mundo. Es un formidable ejemplo del uso de la ciencia para el interés general. Creado en 1990 es, cinco años después, paradigma de lo que debe ser la actividad humana en lo que respecta a la defensa y pro- tección de la naturaleza. Su acción se sustenta en la premisa de que es la sociedad entera la que debe cambiar su relación con el mundo natural y que solo en la medida en que ese mundo sea conocido y respetado por ella, podrá lograrse una verdadera valoración y un uso racional de los recursos naturales. Este instituto realiza así una labor ingente de catalogación y análisis de la flora y fauna de su país, así como una gran labor investigadora sobre las aportaciones que pueden hacer esos organis- mos, y estudia al mismo tiempo la forma de combatir la degradación medioambiental del planeta.
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