Premios Príncipe de Asturias 1981–2014. Discursos
4 O viedo | T eatro C ampoamor | 27 de octubre de 2000 En un mundo que cada vez se va unificando más desde el punto de vista económico y financiero y en el que hoy es posible comunicar en tiempo real desde todos los puntos de la Tierra a cualquier otra parte de ella, es necesario un estilo de diálogo y de escucha que incluya, además, los problemas sociales y económicos, y permita pasar de una globalización de los mercados y de las informaciones a una globalización de la solidaridad, como ha pedido con frecuencia el Papa Juan Pablo II, invitando para el año del Jubileo a «crear una nueva cultura de solidaridad y cooperación internacionales, en la que todos asuman su responsabilidad para un modelo de economía al servicio de cada persona» (Juan Pablo II, Incarnationnis Mysterium , n.º 12). Se trata de interpretar y organizar la economía reconociéndole el valor y los límites, y su subordinación a la ética. «Ello conlleva además la búsqueda de instrumentos jurídicos idóneos para un efectivo gobierno «supranacional» de la economía: a una comunidad económica tiene que corresponder una sociedad civil internacional, capaz de expresar formas de subjetividad económica y política inspiradas en la solidaridad y la búsqueda del bien común en una visión cada vez más amplia, capaz de abarcar el mundo entero» (Juan Pablo II, A los profesores y a los alumnos de la Universidad Comercial Luigi Bocconi de Milán, 20 de noviembre de 1999, n.º 4). Así será posible hacer frente, además, a los problemas candentes de hoy: la paz entre las etnias y las religiones, especialmente en Medio Oriente; los derechos humanos y la defensa de la dignidad de la persona en cada país del mundo y en cada momento de la vida; los problemas ambientales y la defensa de la Tierra de la degradación que la está amenazando. El creyente se guiará por la certeza de que hay, debajo de los caminos humanos, una gracia del Espíritu Santo que conduce la lucha contra todo absurdo y toda injusticia. Quien tiene por lo menos confianza en la vida, aunque no tenga una particular fe religiosa, podrá entonces encontrar compañeros de viaje con los que compartir el ansia por la dignidad de cada hombre y mujer y de cada pueblo de la Tierra. Carlo Maria Martini — Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2000 El cardenal Martini (1927–2012) era en 2000, y desde 1979, arzobispo de Milán. — Fragmento del discurso ofrecido con motivo de la entrega del Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales el 27/10/2000.
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