Premios Príncipe de Asturias 1981–2014. Discursos

6 O viedo | T eatro C ampoamor | 26 de octubre de 2001 Ejemplo de ello es George Steiner, a quien le ha sido concedido el Premio de Comunicación y Humanidades. Su obra representa muy bien esa armónica fusión de pueblos, etnias y culturas diferentes que tan enriquecedora puede ser. Ha llevado a cabo un grandioso esfuerzo por abarcar distintas formas del saber, como la literatura, la historia, la ciencia, la teología y la antropología. Las ha abordado desde la responsabilidad, la hondura y el conocimiento de distintas lenguas y culturas, lo que ha proporcionado a su voz una autoridad ejemplar. En páginas fascinantes ha hablado de cuestiones tales como el preocupante abandono de la excelencia por parte de las democracias populistas, la creciente tendencia de los medios de comu- nicación al simple mercado, la base de violencia que late en la sociedad desarrollada, el mal uso y el abuso de las ciencias y de las técnicas, cierto cansancio espiritual, el hambre o la enfermedad generalizadas y el incesante desequilibrio que suponen las guerras o los particulares padecimientos de las mujeres y los niños. George Steiner nos brinda inteligentes reflexiones, útiles para abordar y resolver estos males, encontrando a veces su causa, por un lado, en la insuficiencia de la educación para evitar que la sinrazón triunfe sobre la sensibilidad y el conocimiento, y, por otro, en los riesgos de que junto a un elitismo artístico y cultural puedan convivir aún las viejas lacras de la humanidad, «lóbrega paradoja», como él define a este hecho, a cuyo estudio ha dedicado gran parte de su vida. Agradecemos a George Steiner la lucidez de su pensamiento y la honradez intelectual con que nos lo ha transmitido, como agradecemos y honramos el trabajo silencioso y paciente que, desde los laboratorios y centros de investigación de Estados Unidos, Francia e Inglaterra, realizan los galardonados con el Premio de Investigación Científica y Técnica, los líderes mundiales de la investigación sobre el genoma humano. Representados aquí en las personas de Francis Collins, Hamilton Smith, John Sulston, Craig Venter y Jean Weissenbach, los equipos que dirigen atestiguan el carácter multidisciplinar y al mismo tiempo solidario de las investigaciones científicas. Su esfuerzo y su constancia dignifican a la humanidad y los resultados de su trabajo abren nuevas vías al conocimiento, pues los pasos da- dos en el estudio del genoma humano son solo un punto de partida hacia un nuevo y prometedor horizonte de la ciencia. Además de la importancia científica que la lectura del mapa genético tiene, el acceso al que se ha dado en llamar el «libro de la vida» ha quitado definitivamente la razón a quienes defendían la existencia de diferencias cualitativas entre los seres humanos y basaban en ese argumento sus teorías discriminatorias y racistas. Es muy esperanzador comprobar, una vez más, que los afanes más nobles de los científicos pro- ducen tan importantes avances en el conocimiento de la estructura básica de los seres vivos y en la lucha contra las enfermedades. Estamos convencidos, además, de que redundarán en beneficio de la humanidad entera. Gracias por ello. El Premio de Ciencias Sociales ha sido concedido al Colegio de México y al jurista español Juan Iglesias. Se funden de nuevo, por medio de estos premios, las culturas de nuestros dos países, México y España. El lamentable éxodo de una gran parte de los escritores, intelectuales y profesores españoles provocado por nuestra Guerra Civil dio lugar a la Casa de España, nombre original del hoy llama- do Colegio de México. Pero aquel éxodo supuso un ejemplo de dignidad, pues la dolorosa partida de la patria pronto se transformó en una serena actividad de difusión del saber y la cultura, gracias a la cual España se convertía en pródiga y generosa semilla cultural. Aquellos intelectuales espa- ñoles de primerísima importancia, mujeres y hombres, supieron sembrar, cultivar y recoger frutos para el pueblo hermano que los acogía con generosidad, y demostraron que el desarraigo, por muy triste que sea, no es un impedimento definitivo para el florecimiento cultural y que la integración supera el sufrimiento y las tragedias de la historia. Pero no olvidemos que la dura prueba de elevarse sobre un tiempo de enfrentamiento y dolor también se produjo dentro de España. Sería igualmente interminable la lista de intelectuales que

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