Premios Príncipe de Asturias 1981–2014. Discursos
9 P remios P ríncipe de A sturias 1981–2014. D iscursos Estamos, pues, ante un organismo que toma grandes y sabias medidas, como la de propagar lo que solemos entender por «desarrollo sostenible», una práctica que propone un uso racional de los recursos naturales y que concilia los términos conservación y desarrollo. Es esta una actitud basa- da en una idea del progreso equilibrada y preservadora que dirige modélicamente la interacción entre el territorio y el hombre, con profunda visión de futuro. Finalmente, Manuel Estiarte, jugador español de waterpolo, recibe el Premio de los Deportes. Una vez más, en un mundo convulso por muchos y graves problemas —algunos de los cuales ame- nazan, sobre todo, a nuestra juventud— resaltamos el carácter saludable y ejemplar de la práctica deportiva así como las grandes virtudes que la competición aporta al desarrollo humano. No es raro, por ello, que habiendo coincidido el fallo de este galardón con los gravísimos aten- tados ocurridos en Nueva York y Washington, el jurado haya subrayado en el acta la importancia del deporte como símbolo ideal de unión y de paz entre los pueblos, como una nobilísima activi- dad que es radicalmente contraria a tanta crueldad. En la figura de Manuel Estiarte coinciden muchos valores y éxitos deportivos que conviene resaltar. Ha participado en seis juegos olímpicos, siendo el máximo goleador en cinco de ellos, y ha jugado más de 300 partidos como internacional con la selección española. Medallas de oro y de plata, campeonatos y subcampeonatos del mundo, copas de España, Italia y Europa y supercopas están todos presentes en su amplio currículum como deportista. Pero Manuel Estiarte ha destacado a lo largo de su carrera también por sus excelentes cuali- dades humanas, que ya brillan desde su temprana labor como jugador juvenil, o en su comporta- miento como capitán y como líder indiscutible. Esas mismas virtudes y su sentido social del depor- te le han movido no solo a rehuir cualquier tipo de protagonismo sino también a comprometerse en actividades paralelas, como la de ser miembro de la Comisión Internacional de Atletas y del Comité Olímpico Internacional, abanderado español en Sidney 2000 y fomentar en los jóvenes tempranas vocaciones deportivas. No hay que olvidar tampoco que Manuel Estiarte ha triunfa- do en un deporte minoritario y que, en consecuencia, no cuenta con la ventaja y difusión de otros. Pero no por ello brilla menos su ejemplo. Con el galardón que hoy se le concede reconocemos también los méritos de la selección nacional de waterpolo, y de todos aquellos que practican o aman este deporte, especialmen- te humilde y esforzado. Antes de finalizar mis palabras, deseo expresar mi gratitud hacia quienes nos entregan tanta generosidad: a los jurados de los premios, a los patronos y a los protectores de la Fundación, y a todos aquellos que hacen posible, con muchas intensas horas y muchos días sin apenas noche, este gran día. A Asturias y a la ciudad de Oviedo les agradezco también de corazón su siempre cáli- da acogida y su ayuda inestimable para el engrandecimiento de esta institución y de los valores que pretende proyectar. Asimismo, quiero dar las gracias a nuestros galardonados por haber acudido a este inolvidable y solemne encuentro, en el que también están presentes muy altas representacio- nes culturales, sociales y políticas de muchos lugares, a las que expreso mi reconocimiento. Cuando todavía los heroicos bomberos de Nueva York trabajan sin horas entre hierros, escom- bros y fuego, desde esta Asturias, desde la España llena de vida y de nobles metas que se manifiesta en este acto, queremos ir al encuentro solidario con el pueblo de los Estados Unidos, con las vícti- mas inocentes del brutal acto terrorista sufrido por este querido país, entre las que se encuentran ciudadanos españoles, a quienes recordamos con especial emoción. Tampoco queremos olvidar a todas aquellas personas que, en cualquier país del mundo, han pagado con sus vidas y su sangre la locura de la violencia terrorista. Enviamos nuestra gratitud y todo nuestro apoyo a quienes lejos de sus hogares están defendiendo el más sublime bien, la libertad de todos. Que las llamas pacíficas que hemos visto temblar en las manos de los habitantes de Manhattan venzan a las llamas del horror y de la muerte. Que las conciencias y las voluntades encuentren «Decía Bertrand Russell que lo único que redimirá a la humanidad es la cooperación, pues es inútil desear el bien para uno mismo sin que a la vez se busque el bien para todos.»
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