Premios Príncipe de Asturias 1981–2014. Discursos

6 O viedo | T eatro C ampoamor | 18 de octubre de 1991 se dedican a este tipo de fines nos hacen renovar nuestra fe en el hombre, tantas veces enturbiada en el devenir de la historia. Me complace también la concesión del Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias a la Asociación Amigos del Paisaje de Villaviciosa-Cubera, a donde mañana tendré la ocasión de viajar para hacer entrega del mismo, conocer a sus integrantes y conocer la labor de preservación a la que tan ejem- plarmente dedican sus trabajos. Quisiera también dedicar unas palabras de reconocimiento a la calidad de nuestros jurados que, como en ediciones anteriores, han aportado su juicio objetivo y desinteresado por el bien y prestigio creciente de los premios. La satisfacción que hoy sentimos se ha visto empañada por unos hechos dramáticos. Quiero condenar con todas mis fuerzas los sangrientos acontecimientos ocurridos ayer en Madrid en los que ciudadanos inocentes perdieron la vida o sufrieron terribles mutilaciones como consecuencia de un cobarde y desalmado terrorismo asesino. Para ellos, sus familias, y también para todos los que con anterioridad sufrieron la sinrazón de esta barbarie, mi recuerdo emocionado y mi solidaridad en estas horas tan tristes. La prosperidad y la felicidad de los pueblos fructifican cuando en ellos conviven en armonía valores como la libertad, la solidaridad, la educación, la creatividad, el amor al trabajo, la capacidad de sacrificio y la cooperación, entre muchos otros. Reflexionemos sobre estas circunstancias, que tan presente es preciso tener en momentos de dificultades. Para superarlas, aportemos todos nuestros esfuerzos y nuestra colaboración, sin perder jamás las esperanzas de conseguir un futuro brillante para nuestro Principado, a cuya suerte me siento unido como un asturiano más. Con la misma lealtad que siempre me disteis, yo me fundo ahora con vosotros para alcanzar ese porvenir mejor en el que creo y para cuyo logro os prometo todo mi esfuerzo. Muchas gracias. «La prosperidad y la felicidad de los pueblos fructifican cuando en ellos conviven en armonía valores como la libertad, la solidaridad, la educación, la creatividad, el amor al trabajo, la capacidad de sacrificio y la cooperación.»

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