Premios Príncipe de Asturias 1981–2014. Discursos

10 O viedo | T eatro C ampoamor | 24 de octubre de 1997 Dos seres humanos que han hecho de la música la pasión y el sentido de su vivir desde el entusiasmo de su joven espíritu con el que buscan y gozan incansablemente de la belleza, Yehudi Menuhin y Mstislav Rostropovich, reciben conjuntamente el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia. Ambos han conocido el desarraigo y el exilio, pero han luchado contra esa desposesión con el arma incruenta y maravillosa de la música, con sones purísimos que brotan de las manos pero dictados por el corazón. Reconocemos en ellos más que su calidad de extraordina- rios y prestigiosos concertistas, más que sumerecida fama como directores e intérpretes, también y sobre todo, reconocemos la dimensión profundamente humana de sus comportamientos, de su ayuda constante a los perseguidos y desamparados del mundo, sus conciertos a favor de los derechos humanos y de organizaciones nacionales e internacionales de paz y por la li- bertad de los pueblos. Ambos, además, son grandes amigos de España, cuya mú- sica han interpretado en numerosas ocasiones. Nos sentimos orgullosos de esa amistad y de sus constantes palabras de cariño hacia nuestro país; y nos congratulamos por esta síntesis de arte y valores humanos encaminados hacia la consecución de la concordia. Hay ocasiones en que un equipo, englobado en una gran organización empresarial moderna, es el que, con su labor diaria, transforma algún aspecto esencial de nuestra vida. La nuestra está hoy en gran parte vertebrada por el hilo conductor del periodismo, como vehículo de conocimientos, de información y comunicación. Esta apasionante tarea la lleva a su grado máximo la cadena de televisión cnn, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades —que comparte con el presidente de la República Checa Václav Havel— haciendo realidad el viejo sueño del ser humano de comunicarse instan- táneamente con sus semejantes allá donde estén, de borrar fronteras y distancias, de saber qué sucede en cada lugar y cada rincón del planeta. Convirtiendo finalmente la Tierra en esa sugerente metáfora que llamamos «aldea global». Su éxito, nacido de una idea tan audaz como radicalmente innovadora en el mundo de la co- municación, demuestra que solo fracasa quien nunca se arriesga. Rendimos hoy homenaje a esta difícil tarea, a este riesgo incluso de la vida, que acompaña en numerosas ocasiones a su espléndido equipo de periodistas allá donde se produce la noticia más vibrante o donde se suceden los acon- tecimientos que marcan los grandes cambios en nuestras sociedades. Para nosotros, los españoles, y para los más de trescientos cincuenta millones de hispanoha- blantes que hay en el mundo, resulta extraordinariamente satisfactorio que ese ámbito universal que abarca la cnn se haya visto acrecentado al iniciar las emisiones en español. El reconocimiento a la importancia y extensión de nuestra lengua es una muestra de sensibilidad y visión de futuro ante la que no podemos sentirnos indiferentes. La autenticidad en el ejercicio de la política y la literatura es el rasgo característico del presiden- te Václav Havel, también Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. La nobleza de su espíritu brilla tanto en su poesía, su teatro y sus ensayos cuanto en el talante político con que ha construido una paz democrática y fértil para su pueblo, escribiendo así uno de los grandes capítulos de la historia europea contemporánea. En sus escritos y en su quehacer político encontramos una talla intelectual y una entereza moral forjada a lo largo de una vida cuajada de du- ras y numerosas pruebas, en las que siempre ha contado con el consuelo y alivio de sus seres queridos. Václav Havel defiende la idea, que compartimos con él, de que la única política verdadera, la única que es realmente digna de este nombre, es la que se entrega con sencillez y buen sentido al servicio de la comunidad. Un sueño de poeta, ingenuo quizás, pero que, a golpe de ideas, él ha hecho realidad en la República Checa con rectitud, coraje y equilibrio. «Nos enorgullece y alegra también que compatriotas nuestros hayan estado al mando de la misión militar internacional que ha velado, primero, por evitar los enfrentamientos entre los contendientes, y, al fin, por la rúbrica de la paz.»

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