Premios Príncipe de Asturias 1981–2014. Discursos

10 O viedo | T eatro C ampoamor | 22 de octubre de 1999 conservar el planeta. Nos engrandeceremos así, pues se engran- decen quienes no solo piensan en su tiempo sino en dejar un mundo mejor para quienes nos sustituyan en nuestro camino milenario, en el que nada nos ha sido regalado. Han sido y siguen siendo precisos muchos sacrificios para lograr cada uno de nuestros sueños, para perseguir cada una de nuestras utopías. Lo proclamó un gran defensor de los derechos del hombre diciendo: «quienes esperan cosechar las bendicio- nes de la libertad deben soportar las fatigas de defenderla». Quiero finalizar mis palabras haciendo referencia a lo que considero uno de los grandes logros de este siglo: la conquista por la mujer de sus derechos. Como bien sabemos, la mujer ha vivido a lo largo de la historia en un estado de permanen- te minoría de edad, marcada por la discriminación y el sometimiento. Privadas de los derechos fundamentales, sin poder participar en la vida política, económica y cultural, salvo en contadas y espléndidas excepciones, el acceso a la educación y la conquista de la igualdad por parte de las mujeres del mundo, entre ellas las españolas, han permitido en buena medida la reparación de esta absurda e injusta situación. El siglo xx, que solo por los triunfos alcanzados merecería pasar a la historia como una centu- ria fundamental en el devenir de nuestra civilización, no ha podido ver culminados todos estos an- helos, puesto que la dignidad de las mujeres y el respeto a su integridad siguen siendo vulnerados. Nos ilusiona pensar, no obstante, que la España que se adentra en el siglo xxi será construida, por primera vez en nuestra historia, y ya para siempre, con el esfuerzo, la creatividad y el talento unidos de las españolas y los españoles. Muchas gracias. «Han sido y siguen siendo precisos muchos sacrificios para lograr cada uno de nuestros sueños, para perseguir cada una de nuestras utopías.»

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