Premios Príncipe de Asturias 1981–2014. Discursos

8 O viedo | T eatro C ampoamor | 26 de octubre de 2001 tingue de manera especial, hasta el punto de que su persona y su obra constituyen una referencia ineludible para todas las mujeres comprometidas con la lucha por su dignidad. Por haberlos padecido en su propia carne, Doris Lessing también nos ha prevenido contra las utopías de los idealismos políticos y contra la barbarie del terrorismo, máxima aberración de las ideologías, que ella analiza de forma magistral en sus novelas. Por todo ello, por tanta singularidad ética y creadora, por su conciencia extremadamente in- dependiente, por el reclamo de la memoria como un grito de su escritura, es tan admirada y leída en todo el mundo. Nos unimos a ese sentimiento y le agradecemos su valioso legado, moral e intelectual. Una nueva estrella brilla en las noches de la Tierra; una obra de la creación, en este caso, huma- na. Es la Estación Espacial Internacional, que ha recibido el Premio de Cooperación Internacional, resultado de un gigantesco esfuerzo liderado por las agencias espaciales de Estados Unidos, Euro- pa, Rusia, Japón y Canadá. Este ambicioso proyecto, en el que intervienen más de veinte mil técnicos de veinte países, no tiene como fin buscar en el espacio utópicas y costosas aventuras, sino mejorar el conocimiento de nuestro planeta para lograr su conservación, tan amenazada, y aumentar en él la calidad de vida. Laboratorios de técnicas muy avanzadas situados en la Estación nos proporcionarán un conoci- miento más exacto de nuestro clima, de plantas y animales, del medio en que se desarrolla la vida, que tantas señales de cambio y riesgo nos transmite en nuestros días. Hacer frente a los peligros que amenazan la vida en la Tierra es, pues, como señaló el jurado que concedió el premio, el primer fin de esta aventura científica, sin duda el más importante pro- yecto civil de todos los emprendidos por el hombre en el espacio que, además, proporcionará una trascendental fuente de información en los campos de la física y la biología y, en general, sobre todas las grandes cuestiones que atañen al conocimiento del espacio interplanetario. Decía Bertrand Russell que lo único que redimirá a la hu- manidad es la cooperación, pues es inútil desear el bien para uno mismo sin que a la vez se busque el bien para todos. La Estación Espacial Internacional, tan espléndidamente represen- tada en este escenario, es un modelo excepcional de coopera- ción y fraternidad entre los seres humanos. Contra los peligros de destrucción que nos acechan por una errónea utilización de técnicas y tecnologías, esta aventura espacial se abre en nuestro horizonte como un contrapeso muy firme a los excesos, como una solución para sanar las múltiples heridas que le hemos cau- sado ya a nuestro hermoso planeta. No menos importante para esa defensa de la vida y de la diversidad en la Tierra es la actividad de la Red Mundial de Reservas de la Biosfera de la Unesco, galardonada con el Premio de la Con- cordia. La Red Mundial de Reservas de la Biosfera viene haciendo realidad, desde hace treinta años, la anhelada búsqueda del equilibrio entre el desarrollo social y económico y el respeto a la naturaleza. El programa Hombre y Biosfera está lleno de planteamientos y de soluciones no solo de carácter medioambiental, sino también cultural y humano. Preservar grandes zonas naturales aún indem- nes, verdaderos tesoros de la humanidad, es un reto que no admite demoras, en el que hay que seguir profundizando y que debe seguir expandiéndose. Más de 400 Reservas de la Biosfera conforman esta red, de la que España participa con veinte. Ordesa y Sierra Nevada, las islas de Lanzarote y Menorca, o Muniellos, Somiedo y, ahora también el parque natural de Redes, aquí, en Asturias, son solo algunos de esos privilegiados espacios que debemos seguir protegiendo y ampliando. En este sentido, la idea de incluir otros espacios de la bellísima Cornisa Cantábrica en la Red de Reservas de la Biosfera puede convertir a esta zona en un riquísimo patrimonio natural de insospechadas y muy positivas consecuencias para sus tierras y habitantes. «El acceso al que se ha dado en llamar el “libro de la vida” ha quitado definitivamente la razón a quienes defendían la existencia de diferencias cualitativas entre los seres humanos.»

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