Premios Príncipe de Asturias 1981–2014. Discursos

12 O viedo | T eatro C ampoamor | 25 de octubre de 2002 está presente en nuestro premios, no solamente porque algunos de ellos llevan estos mismos nombres, sino, además, porque el deporte, las artes, la investigación, la literatura o las ciencias sociales son actividades nacidas de la necesidad de comuni- carnos y entendernos con nuestros semejantes, de compartir sentimientos, experiencias y proyectos. Son, en definitiva, acti- vidades nacidas para unir y no para separar. De la unión, de la cooperación, han surgido las grandes empresas humanas. Una unión que no significa uniformidad, sino fértil suma de varie- dades, armonía de esfuerzos diferentes, de ideas distintas que conviven, se amalgaman, se enriquecen mutuamente. Si en cualquier lugar del mundo, si desde algún pueblo perdido en las montañas de un remoto país, un solo niño, una sola niña ve esta ceremonia y siente el deseo de llegar a ser algún día tan generoso, tan brillante, tan sabio como los que nos honran al recibir nuestros galardones, nuestro esfuerzo y nuestra dedicación se habrán llenado de significado. Podremos entonces afirmar que esta ha sido, sin duda, una hermosa tarde, una tarde llena de esperanza. Muchas gracias. «Las puertas de la esperanza siguen abiertas, porque la historia nos enseña que todas las tragedias y fracasos, todas las dificultades, por extraordinarias que sean, no han impedido que la humanidad siga avanzando hacia un mundo mejor.»

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