Premios Príncipe de Asturias 1981–2014. Discursos

P remios P ríncipe de A sturias 1981–2014. D iscursos 7 Discurso XXVI Como cada año, con la llegada del otoño, son muchos los recuerdos, las ilusiones y, sobre todo, las esperanzas que se agolpan en nuestros corazones, al vivir de nuevo en las entrañables tierras astu- rianas y en Oviedo esta ceremonia solemne tan emotiva y de tan profundo y simbólico significado. Regresamos en esta ocasión cuando el brillo de nuestro xxv Aniversario se adentra ya en nuestra memoria y lo hacemos sintiendo la satisfacción de poder evocar el camino recorrido por la Fun- dación durante este primer cuarto de siglo de existencia. Un feliz caminar, lleno de afanes que en sus comienzos parecían irrealizables y que hoy son nuestros mejores cimientos para continuar tan apasionante tarea. Reiteramos nuestra gratitud infinita a quienes crearon esta Fundación y la hacen posible día a día, a sus directivos, patronos y protectores, a los miembros de los jurados y a cuantos se unen a nosotros con entusiasmo para compartir nuestros ideales y hacer de este día una gran fiesta de la cultura. Los logros de nuestra Fundación están siempre en deuda con esta hermosa y querida tierra de Asturias. En el Principado de Asturias encontramos una de las más profundas raíces de la cultura española que hoy también aporta a la España contem- poránea espléndidos éxitos individuales y excelentes muestras de espíritu solidario. Todo ello, presidido por el esfuerzo y la voluntad de superación de los asturianos, que son y siempre se- rán el más rico capital del Principado. Los premios y la Fundación tienen en común una perma- nente defensa de los principios y virtudes que distinguen a la persona y que motivan la concesión de cada premio. El poeta asturiano Carlos Bousoño, al recibir el Premio de las Letras, ya señalaba que «hoy, más que nunca, debemos sentirnos orgullosos de pertenecer a esa estirpe desvalida y gloriosa que llama- mos el hombre»: es el hombre el que, en definitiva, se sitúa en el centro de nuestros quehaceres. Por tanto, los premios de este año en sus ocho categorías, han recaído en instituciones y perso- nalidades que han hecho de su obra un testimonio vivo de preocupación por conocer mejor al ser humano y a su entorno; que han promovido valores, modelos de comportamiento solidario, que han logrado hallazgos notables al servicio del progreso de la ciencia o que han buscado la sensibi- lidad expresiva y estética. A todos ellos, les felicitamos muy cordialmente. Su presencia y participación en este acto cons- tituyen un motivo de verdadera alegría y de sincera gratitud, pues nos permiten acercar, realzar y proyectar el significado de sus valiosas trayectorias. El matrimonio Bill y Melinda Gates, junto con sus padres, William y Mimí Gates, que hoy nos acompañan, crearon con lucidez y con extraordinaria generosidad la Fundación ejemplar que lleva su nombre, a la que se ha concedido el Premio de Cooperación Internacional. Según las estadísticas más seguras, todos los años mueren en el mundo más de ocho millones de personas, una buena parte de ellas niños, víctimas del hambre y de enfermedades que son consecuencia de una vida en medio de la pobreza extrema. Una situación que conmueve nuestras conciencias y que obliga —a quienes tenemos el privilegio de vivir en los países más ricos— a ata- jar esta situación inhumana, más intolerable aún si pensamos que la mayor parte de esas víctimas inocentes lo son por enfermedades que se pueden prevenir o combatir con medicamentos hoy a nuestra disposición. Enfrentarnos a este estado de cosas es un deber y la garantía de un mundo mejor y más seguro para todos. La Fundación Bill y Melinda Gates lidera hoy este esfuerzo en favor de seres humanos, espe- cialmente niños, víctimas de la enfermedad, la guerra, la injusticia y la miseria, con dedicación «Nuestros premios han alentado la generosidad sobre el egoísmo, la concordia sobre la división, la convivencia sobre el fanatismo y el compromiso sobre la indiferencia.» Ver vídeo

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