Premios Príncipe de Asturias 1981–2014. Discursos

6 O viedo | T eatro C ampoamor | 24 de octubre de 2008 Millones de personas en el mundo sentimos a diario el efecto benéfico de la música, su facultad para unir, para liberar los corazones, para emocionar. Estas capacidades se hacen realidad en estas jóvenes orquestas. Pero además, y como ha dicho su creador, el compositor José Antonio Abreu, sus beneficios, que se extienden a toda la sociedad, son particularmente muy visibles en la juven- tud venezolana, al hacer crecer en ella, con fuerza incontenible, los sentimientos de solidaridad y autoestima. Así, el Sistema, que ha dado formación musical a centenares de miles de niños, muchos de ellos víctimas de la pobreza, del desarraigo y la marginación social, ha hecho realidad los más difíciles retos que en su día se planteó el propio maestro Abreu. Por recordar ahora un solo ejemplo, subra- yamos el de Gustavo Dudamel, uno de sus alumnos más señalados y aventajados que hoy, con solo 27 años, ha sido ya director de importantes orquestas del mundo. Todo un símbolo de lo que la música y el trabajo hecho con fe, sacrificio y entrega pueden llegar a alcanzar. El Premio de Cooperación Internacional se ha concedido a cuatro organizaciones que lideran la lucha contra la enfermedad de la malaria en África. Se trata del Centro de Investigaçao em Saúde de Manhiça, en Mozambique, creado y dirigido por los doctores españoles Pedro Alonso y Clara Menéndez; el Ifakara Health Institute, de Tanzania; The Malaria Research and Training Center, de Mali, y el Kintampo Health Research Centre, de Ghana. Los datos de esta enfermedad son tan rotundos como sobrecogedores: la malaria amenaza al cuarenta por ciento de la población mundial y es endémica en más de cien países; anualmente fallecen por su causa más de un millón de personas y los ni- ños son sus principales víctimas y está considerada una de las principales causas del subdesarrollo de África. De ahí la tras- cendencia de la labor que desempeñan estas cuatro organiza- ciones en las zonas de este continente que constituyen lo que se ha llamado «la nación de los pobres»; una nación sin fron- teras, donde se asientan el hambre, conflictos de todo tipo, la enfermedad, donde, al vivir en tan trágicas condiciones, falta la libertad fundamental: la libertad de cada persona para elegir su propio destino . En todos los continentes, en todos los países del mundo, hay rincones de pobreza. Pero África sufre, de entre todas las pobrezas, la más atroz, la más absurda. Los hambrientos de África des- fallecen en un continente que también alimenta cultivos exuberantes y que alberga gran parte de las riquezas minerales y energéticas del planeta. Las cuatro beneméritas organizaciones que hoy distinguimos con especial admiración trabajan heroica y humildemente unidas, «como una pe- queña familia» según ha declarado el doctor Pedro Alonso. Pero nosotros sabemos que son mucho más, que les mueve una hermosa ambición: la de erradicar el dolor, el sufrimiento; la de vencer una enfermedad que se ensaña con los más indefensos, para ganarle definitivamente el pulso a ese binomio endiablado de pobreza y enfermedad que lastra el progreso —y hasta la esperanza— en tantos lugares de necesidad del mundo. El Premio de Investigación Científica y Técnica lo han recibido, por sus extraordinarios méritos, cinco científicos expertos en ciencia de materiales y nanotecnología, una disciplina que trabaja con lamateria a escala atómica para estudiar, diseñar y fabricar aparatos, materiales y sistemas novedosos con propiedades únicas y controladas, que son, además, fundamentales —curiosamente— para el desarrollo sostenible del planeta y para la lucha contra la pobreza y la enfermedad. Sus trabajos contribuyen de forma decisiva a la salud humana, al ahorro energético y a la utilización de nuevas fuentes de energía limpias, al tiempo que permiten afrontar fascinantes desafíos y romper fronteras tecnológicas. Uno de los problemas más graves a los que se enfrenta la humanidad es el de la preservación del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático. Para ello reducir a niveles sostenibles nuestra dependencia de los combustibles fósiles, especialmente del petróleo, y frenar el amenaza- dor calentamiento global es uno de los mayores retos científicos y tecnológicos actuales. «La misión del arte trasciende el horizonte de lo estético para proyectarse con fuerza a otros campos como la formación humanística, la promoción social y el compromiso ético.»

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