Premios Príncipe de Asturias 1981–2014. Discursos

P remios P ríncipe de A sturias 1981–2014. D iscursos 7 Discurso XXX Para todos los que vivimos esta Fundación y sus premios como algo propio, regresar a esta queri- da tierra de Asturias nos llena de orgullo. Oviedo se convierte estos días en centro de la atención cultural de España en el mundo. Y en tiempos de intenso cambio e incertidumbre, esta ceremonia nos proporciona la serenidad y el referente de unos valores que nos dan fuerza y convicción para continuar nuestra labor. Nuestros premios cumplen 30 años. Un camino, ya largo, que hemos hecho convencidos de que la cultura es el alma de la vida. Nos mantenemos fieles al compromiso de buscar y ensalzar la excelencia. Y con el ejemplo de nuestros premiados, alentamos la idea de que es posible una hu- manidad más libre y sin injusticias ni violencias . Y porque proclamamos que es preciso alcanzar un mundo mejor y que nuestra voluntad es luchar con fe por él, hemos defendido desde el primer momento la generosidad, la concordia, la tolerancia. Ante la obra hecha, podemos humildemente levantar la frente y comprometernos a ir cada día más lejos, pues como dijo el poeta «jamás pienso que haya llegado, aunque me halle al final del viaje». Pues en nuestro viaje, emocionante e inacabado, nos han acompañado muchas personas que merecen toda nuestra gratitud y con las que estaremos siempre en deuda: nuestros patronos y protectores, por su generoso y constante apoyo, visión y afecto; los jurados, por ofrecer su valioso criterio ante la tarea de decidir; los presidentes y el equipo, discreto y eficaz, de la Fundación, que siempre se emplea a fondo con ilusión para lograr el éxito de nuestros fines; en fin, tantas personas, algunas que lamentablemente ya nos han dejado, que han creído en esta obra y la han impulsado de muchas maneras y desde distintos lugares. Este año se ha producido un relevo importante. Primero, quiero dar la bienvenida a bordo a la nueva directora, Teresa Sanjurjo. En poco tiempo ha demostrado ya su identificación plena con los valores que nos animan. Su rigor, profesionalidad y eficacia, merecen toda nuestra confianza para una labor tan importante en nuestra querida Fundación. Y también, quiero cerrar este capítulo con una mención a Graciano García. Ha desempeñado la función de director con extraordinaria entrega, pasión y acierto, desde aquellos primeros pasos audaces, cargados de ilu- sión y convicción, hasta nuestra actual madurez y prestigio. Me parece justo y oportuno unirme ahora al público reconocimiento que bien mereces. Nuestro afecto y agradecimiento nos salen del corazón y sé que siempre estarás a nuestro lado. Fijemos ahora la atención en los galardonados de esta edición. Desde sus distintas actividades, nos muestran cómo viven y trabajan movidos por una pasión irrenunciable: la de amar la vida y conformar una realidad, más serena, más digna, más completa y más feliz para todos. Enhorabuena por ello, gracias de corazón, y sean muy bienvenidos a nuestra querida Asturias; a esta ceremonia que cada otoño celebramos con inmensa alegría, arropados por el cariño y el apoyo de tantas personas que festejan, con nosotros, el triunfo del compromiso y el talento. El escultor Richard Serra, estadounidense de raíces españolas, ha sido galardonado con el Pre- mio de las Artes por haber entregado su vida a la creación de una obra de gran personalidad y belleza, de ilimitados matices, heredera de los rasgos geniales de los escultores, pintores y arquitec- tos más grandes de la historia, aquellos que siguieron en su tiempo la misma senda que él recorre ahora: la de la autenticidad, la de la fuerza de su pasión creadora. Sus esculturas no son para él objetos inanimados, sino entes que hablan del tiempo, del es- pacio y del movimiento de las personas. Serra crea formas nuevas y, en cierto modo, reinventa la «Esta ceremonia nos proporciona la serenidad y el referente de unos valores que nos dan fuerza y convicción para continuar nuestra labor.» Ver vídeo

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