Premios Príncipe de Asturias 1981–2014. Discursos

3 Premiados. Fragmentos P remios P ríncipe de A sturias 1981–2014. D iscursos Bernardo Sepúlveda Amor (México), en representación del Grupo de Contadora — Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Iberoamericana 1984 Importa, pues, reflexionar en el profundo valor de la paz en nuestros días. Reconocer que se trata de un bien patrimonial de la comunidad mundial y, por ende, de una parte indivisible de la conciencia de cada nación. Dondequiera que se atente contra ella se vulnera, en realidad, la soberanía de los países. La paz es nuestra responsabilidad histórica. México subraya su esperanza de que los gobiernos del área centroamericana sabrán interpretar, con sentido de la historia, la voz de aquellos que rechazan el horizonte de la lucha fratricida y la opción sombría del rencor. La complejidad de la situación en Centroamérica ha obligado, en lógica correspondencia, a buscar soluciones acordes con las circunstancias. En nuestro mundo y en nuestro siglo nada ha permanecido en la inmovilidad. Las instituciones internacionales enfrentan problemas de eficacia, agravados por los intereses de quienes se benefician de los conflictos. La creación del Grupo de Contadora fue, y sigue siendo, una respuesta útil, original y comprometida para facilitar la comunicación. No intenta suplantar responsabilidades ajenas ni imponer obligaciones asimétricas a nadie. En una realidad cambiante, esta fórmula diplomática es fruto inequívoco de nuestra modernidad, del imperativo de adecuar requerimientos y posibilidades a las causas en marco conciliatorio, nuestras cuatro naciones fomentan la vigencia de los postulados y fundamentos que sostienen a la sociedad de estados. Acto de imaginación política y de compleja gestión diplomática, el Grupo de Contadora propone, no impone, un sistema de paz y cooperación. Los fundamentos de ese sistema son legítimos porque recogen lo mejor de las aportaciones centroamericanas. En cambio, su viabilidad depende de una realidad política ineludible: pertenece a cada gobierno centroamericano la responsabilidad primordial de poner en vigor y cumplir un conjunto de normas imperativas de convivencia entre los estados. Fragmento del discurso ofrecido con motivo de la entrega del Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Iberoamericana el 16/10/1984.

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