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San Esteban de Cuñaba, Peñamellera Baja (1990)
La localidad de San Esteban pertenece a la parroquia de Cuñaba, en el concejo de Peñamellera Baja. El municipio, de cerca de 84 km cuadrados y unos 1.500 habitantes se localiza en el extremo oriental de Asturias, rayando con la vecina comunidad de Cantabria. Constituye una de las vías de entrada naturales hacia el Parque Nacional de los Picos de Europa, en el que extiende parte de su territorio, y también hacia Cabrales y Valle de Liébana. Si bien las primeras referencias escritas concretas a este espacio son medievales (s. XI), Peñamellera es un valle poblado desde antiguo, por eso sus restos en el valle son numerosos, destacando entre ellos la cueva de La Loja, ubicada en la localidad de El Mazo. Se trata de una de las estaciones clásicas en el arte rupestre paleolítico asturiano y cantábrico ya que fue una de las primeras descubiertas en la región (1908).
Las familias de San Esteban de Cuñaba han venido demostrando gran interés por la recuperación y mejora de su hábitat y entorno, puesto de manifiesto a través de diversas actuaciones realizadas a nivel colectivo y, con enorme entusiasmo y participación, han conseguido, pese a lo limitado de sus recursos económicos, avances sustanciales durante los últimos años, tratando siempre de respetar el entorno y cuidando el medio ambiente. Todo ello les ha animado a seguir esta dinámica, marcándose cotas más altas, para conseguir alcanzar una mejor rentabilidad de sus explotaciones, entre ellas la constitución de una Sociedad Agraria de Transformación (SAT), con objeto de producir, elaborar y comercializar sus producciones de manera conjunta.
El paisaje de este territorio está enmarcado entre dos singulares sistemas montañosos. Al norte se eleva el extremo oriental de la Sierra del Cuera, que recorre el concejo de este a oeste. Al sur, ciñen su territorio las estribaciones del macizo Oriental o de Ándara del Parque Nacional de Los Picos de Europa. Otros importantes accidentes geográficos que vertebran este espacio son los ríos, encajados en impresionantes desfiladeros; especialmente el Deva, procedente del Desfiladero de La Hermida, y el Cares, que viene de Peñamellera Alta, Cabrales, y tierras leonesas. Ambos, de preciada riqueza salmonera y truchera, se unen en las proximidades de Panes, dando lugar a una de las principales corrientes fluviales de la región el Cares-Deva.
Reunido en Oviedo el jurado correspondiente al Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias 1990, integrado por D. Juan Luis Álvarez Sostres, D. Adolfo Barthe Aza, D. Manuel Fernández de la Cera, D. Obdulio Fernández González, D. Luis Carlos Iglesias García de Vicuña, Dña. María Cruz Morales Saro, D. Juan Ramón Pérez Las Clotas, Dña. Susana de la Rubia Gómez-Morán y D. Antonio Suárez Marcos, presidido por D. Francisco Tuero Bertrand y actuando como secretario D. José Ramón Fernández Cuevas, acordó por unanimidad conceder dicho galardón al pueblo de San Esteban, del concejo de Peñamellera Baja, en las estribaciones de los Picos de Europa, por el esfuerzo realizado en la recuperación de un núcleo ancestral de población, que prácticamente había desaparecido; por la reconstrucción de las edificaciones tradicionales, parte de las cuales serán destinadas al desarrollo del turismo rural; por la conservación, defensa y fomento del entorno natural y ecológico, cuya expresión más destacable es la repoblación forestal de todo tipo de árboles autóctonos; y todo ello presidido por un espíritu solidario de carácter ejemplar, realizado con medio económicos muy limitados, en el que sobresale la participación de la juventud en la tarea colectiva, actitud capaz de definir un modelo de comportamiento.
El Jurado desea dejar constancia del elevado número de candidaturas con altos méritos, mencionando especialmente las de los dos pueblos finalistas, Soto de Luiña y Novellana.
Oviedo, 31 de agosto de 1990
La solemnidad y el sentido universal del acto de ayer, en el que hice entrega de los Premios que llevan mi nombre, tiene su más nítido complemento hoy, en este hermoso lugar del Principado.
San Esteban es un ejemplo inmejorable de los fines y compromisos de mi Fundación con el pueblo asturiano. El adjetivo de "ejemplar" que ahora simbólicamente se os otorga, no es más que el justo reconocimiento a diez años de ilusionado trabajo, de generosidad entre los vecinos, y de solidaridad.
Mucho me ha complacido saber y comprobar ahora que la mano de la Fundación, a través de su Instituto del Campo, ha llegado aquí hace años para colaborar con vuestras ilusiones y proyectos.
San Esteban no es sólo un ejemplo para otros pueblos del Principado, sino también para todos nosotros.
Por eso me satisface tanto estar hoy aquí, pues el contacto con la hermosura de Asturias y con sus hombres más sencillos es para mí un enriquecedor y emotivo encuentro.
Mi sincera y más cordial felicitación a todos los vecinos de San Esteban.
Podéis estar seguros de que no olvidaré estos momentos entre vosotros ni vuestro admirable afán por la conservación y la mejora de esta hermosa aldea del Principado.
Gracias y enhorabuena.
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