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San Tirso de Abres (2011)
La comunidad vecinal de San Tirso de Abres está compuesta por los 600 habitantes del concejo homónimo, enclavado en el extremo más occidental de Asturias. Los habitantes de este municipio uniparroquial, cuya capital es O Chao, se han caracterizado históricamente por su hospitalidad, su sentimiento de solidaridad y su disposición al trabajo comunitario.
San Tirso de Abres ha acogido desde principios del siglo XX a trabajadores de otras zonas limítrofes, que llegaban al concejo para trabajar en el ferrocarril minero de Villaodrid a Ribadeo, activo hasta 1964 y que convirtió al enclave asturiano en sitio de paso de gente de pueblos vecinos. También ha sido lugar de afluencia de pescadores a los cotos de pesca del río Eo desde hace 80 años. La lejanía del centro de la región y la escasez de recursos durante distintas épocas han propiciado el carácter solidario de los habitantes de San Tirso de Abres y el abundante tejido asociativo que actualmente existe en el concejo.
Los santirseños han luchado siempre por mantener activo el pueblo y crecer en recursos. Así, durante la postguerra pugnaron por mantener escuelas rurales en todos los barrios del concejo y se construyeron un total de siete con las viviendas de maestros y maestras, la mayoría ubicadas en solares donados por los vecinos, que también aportaron mano de obra y materiales. También se levantó de igual manera el edificio del Ayuntamiento, la casa rectoral y el primer centro médico, y las donaciones permitieron la construcción de tres puentes sobre el río Eo para dar acceso a la carretera general. Con la llegada de la democracia, los santirseños se movilizaron para retornar al pueblo al alumnado de enseñanza primaria que se tenía que desplazar a Vegadeo y para construir la Casa de Cultura. La apertura de nuevas calles, un nuevo puente sobre el Eo, un polígono industrial, un polideportivo, un nuevo centro médico y la construcción de viviendas sociales son algunos de los logros más recientes de la comunidad vecinal de San Tirso de Abres. Varias colectas han sido llevadas a cabo para realizar, a lo largo de los últimos 30 años, cinco obras de restauración de la iglesia parroquial. También han sido rehabilitadas las capillas de los barrios, en colaboración con el Ayuntamiento y las asociaciones de vecinos.
La Asociación Cultural “San Tirso del Eo”, creada en 1987, ha sido la pionera del movimiento asociativo del concejo y de ella dependen otros grupos sociales como el de teatro, el grupo de radioaficionados, el coro y el grupo de portadores de tradición oral. Entre las actividades que desarrolla se encuentran la cabalgata de Reyes, el baile de carnaval, el Día Internacional de la Lengua Materna (21 de febrero), el Encontro de Portadores de Tradición Oral (puente de mayo), la Semana Cultural (tercera de agosto), la Festa da Malla do Trigo (tercer domingo de agosto), el Día de Asturias (8 de septiembre), el Magosto Popular (1 de noviembre) y la Esfolla do Maíz (puente de la Constitución). El tejido asociativo también comprende las asociaciones “San Salvador” de tercera edad, “Renacer” de mujeres rurales, “San Tirso de Abres” de turismo rural y las de vecinos de San Salvador, Santa Apolonia, San Juan y San Isidro.
Reunido en Oviedo el Jurado del Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias 2011, integrado por D. Jesús Arango Fernández, D. Evaristo Arce Piniella, D.ª Consuelo Busto Alonso, D.ª Isabel Campuzano Pérez del Molino, D. Efrén Cires Suárez, D. Fernando Delgado Álvarez, D. Luis Felipe Fernández García, D. Nicanor Fernández Álvarez, D. José María Fernández del Viso, D. Ignacio García-Arango Cienfuegos-Jovellanos, D. Adolfo García Martínez, D. Manuel García Linares, D. Andrés Giraldo Álvarez, D. Roberto Hartasánchez Martínez, D. Juan de Lillo Cuadrado, D. Juaco López Álvarez, D. Hugo Alfonso Morán Fernández, D. José Luis Pérez de Castro, D.ª Rosa Roces García, D.ª Trinidad Rodríguez Díez, D.ª Carmen Ruiz-Tilve Arias, D. Javier Santos Navia, D. Miguel Trevín Lombán, D. Víctor Manuel Vázquez Fernández, D.ª Covadonga Vigil Álvarez, D. Carlos Zapico Acebal, presidido por D. Francisco Rodríguez García y actuando de secretario D. Adolfo Barthe Aza, acuerda conceder el Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias 2011 a San Tirso de Abres, por su compromiso histórico con la tradición y la cultura desde una situación de lejanía y marginalidad a la que ha sabido sobreponerse gracias al espíritu de superación y el esfuerzo de su comunidad vecinal, siempre activa, solidaria y abierta a la modernidad.
Oviedo, 12 de septiembre de 2011
Regresar, después de casi quince años, a esta bellísima e histórica tierra del Occidente de Asturias para hacer entrega del Premio al Pueblo Ejemplar a San Tirso de Abres me satisface y me ilusiona pues guardo en mi memoria muy gratos recuerdos del día en que la villa de Castropol recibió igual distinción.
Por eso mis primeras palabras son para deciros que la Princesa y yo estamos felices de encontrarnos con todos vosotros para sobre todo daros la enhorabuena de todo corazón por el Premio, que habéis conseguido tras un largo y tenaz trabajo.
Lo habéis merecido muy justamente por vuestro compromiso con la tradición y la cultura, por vuestra hospitalidad, por el trabajo en común, por haber combatido en la lejanía, durante muchos años, el aislamiento y el olvido.
El tejido asociativo, que habéis creado con el apoyo decidido del Ayuntamiento, como la espléndida y activa Asociación Cultural San Tirso del Eo y los demás colectivos que se entregan a tareas de extraordinario mérito, es un rasgo sobresaliente de vuestro amor a esta tierra, de vuestra voluntad firme de preservar las tradiciones y salvarlas del olvido. Todo ello tiene un gran valor, al que no es ajeno el éxito de esa nueva fuente de riqueza que es el turismo rural, que impulsáis en torno a vuestra riqueza natural y especialmente en torno a vuestro río.
Entre otros méritos que os reconocemos resalta el de ser solidarios. Lo sois de una manera convencida, pronta y ejemplar. Y esa actitud resuena con fuerza en nuestros corazones. Porque, ante la gravedad de los problemas que vivimos, la solidaridad es uno de los valores que enaltecen la vida ante la desgracia ajena.
Los grandes cambios, como nos enseña la historia, se producen en no pocos momentos de un modo difícilmente perceptible. Pero es evidente que estamos en el comienzo de tiempos nuevos y difíciles en los que el bienestar de cada uno ha de ser inseparable del bienestar de los demás.
En el mundo globalizado que vivimos, lo local, las pequeñas comunidades, y muy especialmente este mundo rural que habitáis, han jugado un importante papel que debéis guardar a la altura y en sintonía con nuestro tiempo.
Vivir en la cercana y entrañable vida de un pueblo no puede significar estar apartado del mundo apasionante de hoy, ausentes de sus cambios incesantes y vertiginosos, de su creciente complejidad, de sus retos y oportunidades, de los avances en tantos campos, lo que implica caminar hacia el futuro. Pero, además, en ellos se hace posible gozar de una vida sencilla, apacible y austera pero enriquecedora; una vida hogareña más continuada e intensa, tantas veces entregada al cuidado de los seres queridos, a la ayuda al vecino en la dificultad y a un permanente contacto con la naturaleza.
San Tirso de Abres ha recibido el Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias en su vigésimo segunda edición. Veintiún pueblos y comunidades os han precedido. Formáis un conjunto que es modelo y estímulo, que va más allá de los pueblos de Asturias, pues habéis sabido no solo mostrar vuestras virtudes, sino también, y sobre todo, realizar algunas de las esperanzas y deseos más anhelados, vuestros proyectos más queridos. Constituís así una pequeña pero hermosa lección de cómo hacer un mundo con mayores ilusiones; un mundo en el que no debe faltar una cierta dosis de utopía, pues los sueños optimistas y generosos alumbran siempre progreso y esperanza. Es cierto que el futuro no está predeterminado, que está abierto sin que nadie puede predecirlo, pero todos en común contribuimos a construirlo con lo que hacemos, todos somos responsables de lo que pueda acaecer.
A los miembros del jurado les agradecemos un año más su colaboración por su sentido del deber y responsabilidad, y por hacernos partícipes de vuestras ilusiones y logros. Igualmente tenemos muy presentes a todos los pueblos y asociaciones que han optado al Premio. Les animamos a seguir trabajando cada día con ilusión y esperanza. La Princesa y yo les enviamos desde aquí nuestra gratitud y nuestro cariño.
Queremos también tener un recuerdo muy sentido para vuestros vecinos de Galicia, para vuestros hermanos, como acostumbráis a decir de forma entrañable, que en la otra orilla del Eo comparten con vosotros una larga y nada fácil historia y los cotidianos afanes de la vida. A todos los que en esa querida tierra viven y a los muchos que sueñan con ella desde la lejanía, les enviamos también nuestro saludo, nuestro recuerdo y nuestro cariño.
Al finalizar estas palabras quiero evocar otras profundas y muy emotivas que dicen que merece la pena vivir solo por escuchar el canto del viento. Y vosotros podéis añadir, sin temor a equivocaros, que merece la pena vivir no solo por escuchar los cantos de un entorno tan sugestivo como el vuestro sino por el gozo de contemplar al mismo tiempo las aguas de vuestro mítico río Eo, tan esencial desde siempre para vuestras vidas, tan inseparable de ellas.
Así lo siento, así lo sentimos la Princesa y yo, que os damos nuestra más sincera enhorabuena y las gracias de todo corazón por vuestro cariñoso recibimiento.
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