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Santa María del Puertu, Somiedo (2021)
El pueblo de Santa María del Puertu, perteneciente al concejo de Somiedo, está situado en el límite con León, a 1486 metros de altitud, lo que hace que las condiciones de vida de sus habitantes sean muy duras, sobre todo en invierno. La historia de El Puerto como pueblo se remonta al siglo XIV, ligada a los vaqueiros de alzada y al desarrollo de la ganadería. En esa época los vaqueiros empezaron a practicar la trashumancia para criar ganado entre los pastos de El Puerto, que en su mayoría eran propiedad de los monasterios, y los pastos bajos, en Belmonte y Salas, principalmente. Tras el paso de las praderías a la nobleza y las grandes familias en el siglo XV, los vaqueiros de El Puerto iniciaron una lucha para hacerse con su propiedad, conocida como Revolución de los Cercados, por el cerramiento de parcelas que llevaron a cabo, visible aún en la actualidad, y que permitió su consolidación como pueblo. Utilizaron los pastos alejados como espacios comunales para el ganado regidos por una junta vecinal y los cercados para recoger hierba y realizar plantaciones. A principios del siglo XX los vecinos pudieron comprar los pastos, que no podrán venderse a personas de fuera del pueblo.
Actividades tradicionales de los vaqueiros como la arriería y la trajinería tuvieron gran importancia entre los habitantes de El Puerto hasta después de la Guerra Civil, si bien la ganadería es actualmente el principal medio de vida de los vecinos. La cabaña está formada por unas seiscientas cabezas de ganado de veinte ganaderías especializadas, la mayor parte, en la producción de carne de la raza asturiana de los valles. Más de una decena de estos ganaderos son menores de cuarenta años, lo que garantiza el futuro. Entre los vecinos conviven aquellos que siguen practicando la trashumancia y los que permanecen en el pueblo durante todo el invierno, unas quince familias. La declaración de Somiedo como Parque Natural en 1988 supuso un impulso de las actividades relacionadas con el turismo. El Puerto se convirtió en punto de partida de varias rutas oficiales del Parque y en 1995 inauguró su primer hotel. En los últimos años, El Puerto ha experimentado un notable desarrollo con el arreglo continuado del pueblo, la rehabilitación de casas y la realización de sextaferias para la conservación de caminos, muros y demás elementos de uso común, como las praderías y los montes. En 2009 se rehabilitó la antigua escuela para crear el Centro Vecinal, un espacio para reuniones y actividades. En su exterior se creó un área recreativa con un parque infantil.
El Puerto acoge varias ferias y fiestas de gran tradición entre los vaqueiros, como la de San Pedro (29 de junio) y la de Nuestra Señora (8 de septiembre). En esta última, que ya se celebraba en el siglo XVIII, se congregaron unas veinticinco mil personas y tres mil cabezas de ganado en 2019. Coincidiendo con el final de la estancia de los vaqueiros en el pueblo y el comienzo de la trashumancia a los pueblos bajos, El Puerto acoge desde 2005 el Alcuentro Vaqueiro, en el que se intenta profundizar en sus costumbres. También se ha creado la Asociación de Vaqueiros del Puerto de Somiedo para seguir procurando la mejora de las condiciones de vida de sus vecinos.
Reunido el jurado del Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias 2021, integrado por Cristina Álvarez Mendo, Amada Álvarez Pico, Lorenzo Arias Páramo, María Cardín Blanco, Yolanda Cerra Bada, Rosa Fernández Rubio, Begoña Fernández-Costales Muñiz, Pablo García Esteban, Adolfo García Martínez, Francisco González Orejas, Juaco López Álvarez, Ramón Rodríguez Álvarez, Jorge Suárez Díaz, José Tuñón Huerta, Graciela Valle Fernández, Consuelo Veiga García, presidido por Francisco Rodríguez García y actuando de secretario Fernando Delgado Álvarez, acuerda conceder el Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias 2021 a Santa María del Puerto (Somiedo) porque encarna el modelo de pueblo de montaña que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, incluso abandonando uno de los rasgos identitarios de la cultura de los vaqueiros de alzada, como es la trashumancia. Esto ha favorecido la creación y mantenimiento de paisaje, una actividad ganadera importante y la permanencia de parejas jóvenes, asegurando de ese modo el relevo generacional de esta comunidad.
Oviedo, 2 de septiembre de 2021
Regresar a Somiedo, llegar a este rincón de Asturias de espectacular belleza y hacerlo, además, para entregar el Premio al Pueblo Ejemplar, es para nosotros, una alegría muy grande.
Ante todo, enhorabuena y gracias, como os ha dicho la Princesa, por vuestra cariñosa acogida. Estábamos deseando que llegara este día porque sabemos con cuánta ilusión y esmero lo habéis preparado. Pero también porque estamos sinceramente muy agradecidos de que, al venir a entregaros el Premio por el que tanto habéis luchado, tenemos la oportunidad de conocer más y mejor esta tierra y a todos vosotros que cuidáis de ella con un esfuerzo enorme. Y porque estamos felices de compartir estas horas de celebración; felices de conocer vuestros méritos, vuestros logros, todo lo que os ha conducido hasta este momento inolvidable para todos.
No es la 1ª vez, como sabéis, que la Reina y yo visitamos Somiedo. Tras la 1ª ocasión, en la que vine yo en octubre del año 1990 con motivo de la visita al Parque Natural, ambos estuvimos aquí en un año muy especial para nosotros ─en 2004. Ese año fue cuando Villar de Vildas recibió este mismo Premio y vinimos juntos por primera vez a entregarlo. Recordamos muy bien que estuvimos en la preciosa braña de La Pornacal.
Pues permitidme que reitere ahora lo que dije entonces: la Asturias milenaria y acogedora, tolerante y fuerte, con visión de futuro y respeto al pasado; la Asturias emprendedora, esforzada, esperanzada tiene aquí, en Somiedo, el mejor de los ejemplos.
Vosotros sabéis muy bien que la vida en lugares como este no ha sido nada fácil: el clima, las distancias, la falta de infraestructuras pueden originar muchos problemas. Y, sin embargo, con vuestra actitud y vuestro carácter no solo habéis logrado vencer estas dificultades, sino que habéis construido una comunidad vital y llena de futuro, respetuosa con el pasado pero abierta a los extraordinarios cambios de la actualidad. Una vida, un modo de vivir, que los más jóvenes, con su permanencia en el pueblo y su deseo de formar aquí sus familias y de educar a los más pequeños en el respeto y la valoración de la vida rural, habéis conseguido fortalecer y acrecentar. Por eso sois ejemplares, por eso hoy os entregamos este premio.
Podéis sentiros muy orgullosos de todo ello. Ahora ya no vivís alejados, porque estáis en permanente contacto con el mundo; ya no os veis obligados a iros lejos, porque estáis dispuestos a transformar los obstáculos y dificultades en posibilidades de futuro, porque lucháis por convertir cada oportunidad en una realidad llena de potencial.
Por eso son tan importantes el aprovechamiento sostenible de vuestros recursos naturales, la conservación de la diversidad biológica, la protección y el cuidado de vuestra tradición vaqueira, vuestra voluntad de preservar y fomentar todos esos valores. El cariño, en definitiva, por todo lo vuestro; ese noble sentimiento que, como decía Jovellanos, os mueve además a buscar con eficacia el bien y la felicidad en vuestra tierra tanto como el de vuestra misma familia y por el que tantas veces anteponéis el interés común a vuestro propio interés.
Por eso, estas “alfombras de un verde vivísimo”, como él las llamaba, que con tanto sentido de la responsabilidad y tanto esfuerzo protegéis y ponéis en valor con vuestro trabajo y vuestra ilusión, conservan hoy la memoria de lo que habéis sido y proyectan la imagen de lo que, gracias a vuestra tenacidad y a vuestra voluntad, los vaqueiros seréis en el futuro.
Os animamos a seguir adelante, a seguir trabajando con el mayor ánimo, con espíritu positivo, llenos de ilusiones y sueños, pues esa es la mejor forma de construir el mejor porvenir para vuestros hijos.
Damos las gracias al jurado por su trabajo comprometido y responsable, y os las damos, sobre todo, a vosotros, por hacer de este día con vosotros algo inolvidable. Somiedo, Santa María del Puerto, este paisaje que el trabajo de siglos ha ido humanizando hasta convertirlo en un enclave próspero, sostenible y cargado de futuro formarán ya parte para siempre de los mejores recuerdos de nuestras visitas a Asturias.
Enhorabuena a todos, y muchas gracias.
Este premio que recibís hoy es la mejor prueba de vuestro esfuerzo y de la dedicación con la que trabajáis y cuidáis vuestro pueblo. ¡Por eso sois ejemplares! Hemos disfrutado mucho con todos vosotros de lo que nos acabáis de mostrar y de la belleza de un lugar que tiene nuevas energías con las familias más jóvenes que os habéis quedado aquí para salir adelante con la ganadería.
Gracias por los dibujos tan bonitos que los niños nos habéis regalado a mi hermana y a mí, sabemos que los habéis hecho con mucha ilusión. Y gracias por vuestros regalos, los guardaremos con cariño porque reflejan cómo estáis logrando entre todos conservar el paisaje protegido y privilegiado que os rodea para poder seguir viviendo en un pueblo de montaña. Sabéis unir las antiguas tradiciones vaqueiras con las exigencias de la vida actual, como hemos comprobado hace un momento cuando nos explicabais en qué consiste la trashumancia; o en la iglesia, que con tanto cuidado habéis restaurado.
Desde el mirador que está en la Calechina (y que desde hoy se llama Mirador de la Infanta Sofía), hemos visto cómo protegéis vuestro entorno y cómo miráis al futuro con esperanza y deseos de fortalecer vuestra forma de vida. Sois el ejemplo de que merece la pena seguir trabajando para que se revitalicen los pueblos y se cuide su potencial. Es muy necesario para que nuestra sociedad siga mejorando.
Gracias de corazón por vuestra acogida y vuestro cariño. Y enhorabuena a todos.
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