Galardonados
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Sociedad Humanitarios de San Martín y pueblo de Morea/Moreda (2007)
La sociedad "Humanitarios de San Martín" se creó en 1905 en Morea/Moreda (concejo de Aller) con el objetivo de evitar los desencuentros entre los ganaderos locales y los del vecino concejo de Lena por el uso de las zonas limítrofes. Complementariamente, prestaba ayuda a todos sus miembros en caso de necesidad. La Asociación tomó su nombre del patrono de la parroquia y acordaron reunirse cada 11 de noviembre para celebrar su fiesta, declarada de Interés Turístico Nacional en 1984. Durante la Guerra Civil, la Sociedad desapareció en su práctica totalidad, pero en 1966 descendientes de los antiguos miembros decidieron refundarla. Superadas ya entonces las disputas ganaderas vecinales, se centró en el objetivo de ayudar al necesitado y en recuperar la cultura asturiana. Hoy en día la Sociedad cuenta con más de 1.200 socios, casi la mitad de la población de Morea/Moreda, principal localidad del concejo. Esto ha llevado a que Morea/Moreda y Los Humanitarios sean un binomio inseparable, de modo que cualquier referencia a la localidad lleva implícita la mención a la Asociación y viceversa.
Además de la popular fiesta del 11 de noviembre, la Sociedad de Humanitarios realiza una intensa labor durante todo el año, principalmente en dos ámbitos: el cultural y el social. En el primero, destacan el encuentro Tocando pelos pueblos, que reúne a conjuntos musicales de toda España y otros países, como Portugal o Francia, así como la creación de una Escuela de Música Tradicional, de la que surgió la banda de gaitas La viga traviesa, que ha participado en numerosos festivales, como el Intercéltico de Lorient, en el que representó a España. Se ha interesado también por la divulgación con un concurso de cuentos en asturiano y la creación de un periódico semestral, La Voz de Aller. Además, ha realizado un amplio abanico de actividades, como exposiciones, desfiles, verbenas y fiestas. En 1992 se creó el Aula de Documentación Histórica Joaquín Rodríguez Muñiz. Por otra parte, la Sociedad concede desde 1975 el premio Humanitario del Año y también colabora activamente con el Ayuntamiento de Aller y otras asociaciones en la organización de distintas actividades, como ediciones de publicaciones, semanas culturales, concursos y citas deportivas, entre otras.
En la vertiente social, los Humanitarios, que han extendido su actividad a todo el concejo, intentan paliar las necesidades económicas, fomentar el empleo y promover la mejora de las viviendas y las infraestructuras públicas. Como uno de sus objetivos fundamentales a corto plazo, proyectan la creación de un Museo de la Escanda y de la Miel, la creación de una escuela sociocultural para padres e hijos y la creación de los Premios de Investigación Histórica Joaquín Rodríguez Muñiz, de carácter internacional. Entre las distinciones con las que ha sido reconocida su labor, se encuentran el Urogallo de Bronce (1989), concedido por el Centro Asturiano de Madrid; la Faba de Oro (1997); la Medalla de Plata a la Solidaridad (2005), de Cruz Roja Española, y el Premio Arándano de Plata, de la Comisión de Honor del Día de los Pueblos de Asturias (2006).
Reunido en Oviedo el Jurado del Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias 2007, integrado por D. Jesús Arango, D. Evaristo Arce, D. Efrén Cires, D.ª Isabel Campuzano, D. Fernando Delgado, D.ª María Ángeles Fernández, D. Luis Felipe Fernández, D. Nicanor Fernández, D. José María Fernández del Viso, D. Ignacio García-Arango, D. José Félix García Gaona, D. Manuel García Linares, D.ª Kike Gómez Haces, D. Roberto Hartasánchez, D.ª Elisa Llaneza, D. José Luis Marrón Jaquete, D. José Luis Montes Suárez, D. Hugo Alfonso Morán Fernández, D. José Luis Pérez de Castro, D. Ignacio Quintana, D.ª Rosa Roces, D.ª Trinidad Rodríguez, D. José Adolfo Rodríguez Asensio, D. José María Rodríguez Fernández, D.ª Carmen Ruiz-Tilve, D.ª Cecilia Sanchís Migoya, D.ª Lidia Santamarina Pedregal, D. Javier Santos, D. Miguel Trevín, D.ª Covadonga Vigil Álvarez, presidido por D. Francisco Rodríguez y actuando de secretario D. Adolfo Barthe Aza, acuerda conceder el Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias 2007 a la Sociedad Humanitarios de San Martín y Pueblo de Moreda, por su capacidad y determinación en el mantenimiento del espíritu de activa solidaridad al que históricamente hace honor su nombre y que tan eficazmente ha encarnado a través del tiempo y de difíciles vicisitudes y que las sucesivas generaciones han sabido asumir con fidelidad a sus principios y renovado entusiasmo colectivo, custodiando y enriqueciendo el legado cultural que hoy se reconoce y premia por mayoría.
El jurado acordó también resaltar los merecimientos y valores de la candidatura finalista de Torazo.
Oviedo, 17 de septiembre de 2007
Para la Princesa y para mí es una gran alegría regresar a Moreda, pues queremos unirnos con entusiasmo a vuestra felicidad al haceros entrega del Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias. Un galardón que se os ha concedido con todo merecimiento, tras haberlo perseguido con una tenacidad que hace honor al camino, nada fácil, que habéis hecho, generación tras generación y desde hace más de cien años, gracias a la Sociedad de los Humanitarios de San Martín.
Queremos también recordar con gratitud a todos los pueblos que han presentado sus candidaturas para optar a este Premio, animarlos a que sigan trabajando y a que mantengan su firmeza para recibir el reconocimiento a su constante esfuerzo. Agradecemos al Jurado su difícil labor, que ha ejercido con rigor y responsabilidad. Nos han hablado mucho de vosotros, de este concejo, de vuestro pueblo, de estos valles, de estos montes tan bellos, de vuestros bosques y ríos.
Nos han hablado también de vuestro afán por ser mejores, de vuestra esforzada vida y vuestra fortaleza ante las adversidades, de que nunca rehusáis el sacrificio ni renunciáis a la alegría y a la esperanza.
Sabemos, por todo ello, que esos valores se han mantenido, hasta haceros ejemplares, en el espíritu y en la labor de los Humanitarios. Un espíritu y una labor nacidos para que nadie entre vosotros pasara hambre ni frío, para que ni el desamparo ni la pobreza fructificasen en esta tierra, para que ni la enfermedad ni el sufrimiento os vencieran. No queríais tampoco que vuestras tradiciones se perdieran, no queríais, en fin, como dice el poeta, ver morir en el hogar el fuego de los abuelos.
Vuestro pueblo es un pequeño compendio de la revolución industrial y de la historia de quienes la hicieron posible en Asturias. El carbón fue el combustible de esa revolución y con la minería irrumpió, en una tierra tranquila y apegada a las explotaciones agrarias y ganaderas, la modernidad, con sus conquistas prodigiosas y también con sus dolorosos y graves problemas.
Aquella naturaleza privilegiada, de idílica belleza, con la que convivían vuestros antepasados, empezó un día a transformarse y así se fue labrando vuestra valiosa historia y la de tantos pueblos de las Cuencas Mineras asturianas. Una historia que supo extraer riqueza y entregarla generosamente al servicio del progreso de España. Una historia colectiva de generaciones que lucharon bajo tierra para mirar al cielo, que en la oscuridad de la mina ansiaron la luminosidad de la superficie, que desde el orgullo de las raíces mineras supieron encontrar nuevas identidades, que hicieron, de la dura realidad, la utopía.
Con la minería llegó, además, un ir y venir de personas que en esta Cuenca del Aller ya no se interrumpiría nunca. Primero bajaron los hombres de las aldeas alleranas, luego vinieron de otros concejos, más tarde de Castilla, de Galicia, de Extremadura, e incluso hasta de Portugal. Todos fueron acogidos fraternalmente, aquí crearon familias, aquí arraigaron sus vidas. Y no pocos de vosotros sois herederos de aquellos emigrantes esforzados y sacrificados.
Todos los oficios y profesiones de la minería se alimentaban de la información, de la instrucción y del conocimiento, y a su vez engendraban comunidades, organizaciones, ansias de mejora, reivindicaciones y fiestas.
Moreda fue así, durante más de cien años, un organismo vivo, dinámico, nutrido de lo más próximo y también de lo lejano, y en continuo movimiento. Además, los habitantes de este pueblo de raíces, de tránsito, de mezcla, comprendieron antes que muchos otros el valor y la fuerza liberadora que traen la educación, el conocimiento y la inteligencia.
Lo comprendieron los abuelos y los padres de los cientos de estudiantes que partieron camino de los seminarios y de las universidades, y se dispersaron después como excelentes profesionales por Asturias, por toda la geografía española y por todos los continentes. Ellos volvieron y siguen viniendo, y traen noticias que os hacen estar en contacto más directo con otras culturas y otros mundos.
Lo comprendieron aquellos jóvenes, hombres y mujeres, nacidos aquí, que impulsados por una vocación misionera, viajaron a América, a África, a Filipinas, a Japón, a Vietnam, a China, y que volvían para contarlo y para agrandar los horizontes de vuestros pueblos. También salieron de aquí otros hombres y mujeres que en los años 60 se vieron obligados a emprender el camino de la emigración a otros países europeos, a Bélgica sobre todo, y que entonces traían noticias de derechos y libertades ensombrecidos en España. Nunca quisieron perder sus raíces y por eso regresan cada año, como hoy, como cada día de vuestra fiesta de San Martín.
Ahora, a pesar de que las Cuencas Mineras atraviesan tiempos de transformaciones irreversibles, las huellas de esa tradición están grabadas en todos los rincones de vuestros valles y en vuestros corazones. Ese recuerdo os ayudará a fraguar un porvenir que tenéis que inventar y construir cada día y entre todos; un recuerdo indestructible y emocionado de quienes entregaron sus vidas al extraer la riqueza de las minas y al que nos unimos, de todo corazón, la Princesa y yo.
Es cierto, también, que han desaparecido de este valle y de otras cuencas mineras muchas cosas. Pero han surgido otras, promesas de un futuro que se adivina próspero. A ellas tenéis que enfrentaros con el mismo ánimo y el mismo valor con los que habéis vivido siempre, para construir, de ese modo, una nueva vida para todos. Crear oportunidades de trabajo y potenciar las que han surgido llenas de esperanza en los últimos años; ayudar a quienes llegan desde muy lejos buscando un nuevo camino y cerrar las viejas heridas causadas por la explotación minera en vuestras montañas, para recuperar y defender así vuestra privilegiada naturaleza, son algunas de esas importantes e inaplazables tareas. Un poderoso ejemplo de ello en vuestro concejo, con fuerte atracción turística y en avanzada fase de realización, es el de la Estación Invernal de Fuentes de Invierno, en el Puerto de San Isidro.
De esta forma, el pasado y el futuro se dan la mano para hacer un camino que os lleva desde la cultura de la producción a la de la creación, del flujo de la energía mineral al de la energía de las nuevas iniciativas, del dominio de los recursos naturales a los ambientales, que en este Concejo de Aller son tan desbordadamente generosos.
Vuestra más importante preocupación debe ser ahora, por tanto, ese futuro, en un mundo tantas veces convulso, de vertiginosos cambios, y en el que la economía se hace cada vez más global y la comunicación instantánea. Un mundo más pequeño y total en el que se abren nuevas y grandes oportunidades para las sociedades en democracia y libertad, las sociedades abiertas, que permitirán la creación de más riqueza para el progreso de la ciencia y para combatir la pobreza y la injusticia. Un mundo que ya está aquí, pero que conocerán más profundamente vuestros hijos. Las montañas que se elevan ante vosotros, antes que invitaros a encerraros en ellas, os impulsan, como siempre, a mirar alto, a ser imaginativos, a arriesgaros a subir a sus cimas y superarlas para descubrir lo que hay al otro lado y ver así ese mundo nuevo, esos cielos nuevos y tierras nuevas.
La Princesa y yo os damos las gracias de todo corazón por recibirnos con tanto cariño. Sabemos que dentro de unos días celebraréis la fiesta de San Martín, vuestro patrono, que ya hacemos nuestro. Por ello y por este Premio, os felicitamos con alegría a todos en Moreda.
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