Galardonados
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Valle y parroquia de Paredes, Valdés (2001)
Las actividades desarrolladas por la comunidad del valle de Paredes (Valdés), donde viven algo más de 700 personas, se han distinguido en los últimos años por un profundo amor a la tierra y por el firme propósito de mantener el equilibrio entre el medio físico y el humano como valores y principios que la sociedad tradicional ha sabido preservar.
La defensa del patrimonio natural y del medio ambiente quedó reflejado sobremanera -según destacaba la propuesta de esta candidatura- en su total oposición a la explotación de una mina de feldespato en la comarca, en las traídas de aguas a Paredes y Piñera y en la reparación de la pista a la braña de Caborno; la conservación del acervo cultural y arquitectónico en las restauraciones de la Iglesia Parroquial de San Pedro de Paredes y en las Capillas de Santiago de Ovienes y del Ángel de Longrey, así como la rehabilitación integral de las escuelas públicas de San Pedro y la constitución de una cooperativa agropecuaria. Estas iniciativas han encontrado una perfecta simbiosis con el constante mantenimiento y revitalización de las formas de vida tradicionales, de las diferentes artesanías o de las más arraigadas tradiciones populares. En 1998, el desbordamiento del río Esva destruyó parte de la carretera que unía al pueblo de Bustiello con el resto de la parroquia. Una vez más, el trabajo y la colaboración desinteresada de los vecinos permitieron acondicionar una pista y volver a comunicar la localidad. A lo largo del año 2000, la asociación de vecinos organizó un curso de manualidades y otro de poda de árboles para los habitantes del valle.
Toda esta encomiable labor y esfuerzo colectivo cobra aún mayor relevancia cuando todos estos trabajos han sido realizados y financiados totalmente por el vecindario y constituyen un elevadísimo ejemplo de cómo con voluntad, conciencia cívica, sentido común y economía de medios, un grupo humano puede preservar y proyectar de forma digna hacia el futuro su legado natural, monumental y su identidad colectiva.
Reunido en Oviedo el Jurado del Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias 2001, integrado por D. Jesús Arango, D.Francisco Javier de la Ballina, D. Juan Campos Ansó, D. Efrén Cires Suárez, D. Felipe Fernández, D. Nicanor Fernández, D. Severino García Vigón, D. Joaquín Manzanares Rodríguez, D. José Luis Marrón Jaquete, D. Ignacio Martínez, D. José María Patac de las Traviesas, D. José Luis Pérez de Castro, D. Ignacio Quintana Pedrós, D. Francisco Quirós Linares, D.ª Carmen Ruiz-Tilve Arias, D. Valentín Ruiz García, D. Miguel Trevin, D. Víctor Vázquez Fernández, presidido por D. Francisco Rodríguez García y actuando de secretario D. Adolfo Barthe Aza, a la vista de las sucesivas votaciones y de los resultados obtenidos en la mismas, acuerda conceder por unanimidad el Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias 2001 al Valle y Parroquia de Paredes (Valdés).
Con la concesión de este galardón el Jurado quiere reconocer la implicación de sus vecinos en un trabajo ejemplarmente desarrollado en pro de la conservación, tanto de los rasgos del espacio natural, tarea en la que han puesto en relieve una aguda sensibilidad y constancia como en la de su patrimonio histórico y etnográfico, a la par que han dado prueba de estar en posesión de un notable sentimiento de solidaridad vecinal. Conjunto de circunstancias que hacen del Valle y Parroquia de Paredes un colectivo merecedor de ser reconocido mediante el premio que se le otorga.
El Jurado desea así mismo destacar el entusiasmo y la tenacidad que la Asociación de Vecinos "Valle de Paredes" han demostrado presentando reiteradamente su candidatura a este galardón.
El Jurado reconoce también los méritos de San Ignacio de los Beyos, en Ponga, que ha resultado finalista.
Oviedo, 17 de septiembre de 2001
Con verdadera ilusión vengo al Valle de Paredes para compartir con vosotros unas horas de unión, de feliz convivencia y de esperanza; unas horas muy especiales e inolvidables, que habéis construido con intenso trabajo, sin desalientos, hasta conseguir muy merecidamente este Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias que os acabo de entregar. Es emocionante premiar a quienes tan profundamente sienten que han hecho con su esfuerzo un gran bien a su comunidad. Os doy las gracias por ello.
Este acto, sencillo y auténtico, hace posible, un año más, que visite otro hermoso lugar de esta querida Asturias. Me permite guardar para siempre en mi memoria momentos entrañables, en esta ocasión en el marco de vuestro apacible y bellísimo valle, del que, por tantas razones, tan orgullosos os sentís.
Vuestra actitud responsable, vuestro comportamiento como vecinos solidarios, deben tener el reconocimiento de todos. Sé de la constancia que habéis tenido para que se distinga la ejemplaridad de vuestros desvelos; sé de vuestro tesón por mostrarnos a todos, confiados en vuestros méritos, lo mucho que habéis hecho, convencidos de que los valores más importantes de una comunidad se asientan en el respeto por el patrimonio heredado de las generaciones que os precedieron y a las que, en modo alguno, queréis olvidar. Esta actitud también os honra.
Porque es cierto que no es posible el progreso verdadero sin valorar los sutiles e imprescindibles lazos que nos unen al pasado, sin preservar las tradiciones y la memoria, sin sentir y cuidar lo cercano. Todo ello constituye la raíz más honda para elevarse y buscar nuevos horizontes, como hacen los viejos e invencibles árboles de los bosques que rodean este maravilloso lugar.
Ese progreso sabéis que no se alcanza destruyendo el medio natural, o alterándolo irremediablemente, sino haciendo una apuesta por la vida, como ahora, con verdadera admiración, se os reconoce que habéis hecho.
Vuestro decidido y apasionado trabajo os permite seguir creyendo en un futuro mejor para vosotros y para vuestros hijos. Al entregaros con la fortaleza de las mejores convicciones al cuidado de vuestra parroquia y de vuestro valle, habéis mostrado también un alto grado de civismo. Porque con nada debemos ser más respetuosos que con el aire, el agua, los bosques, la generosa naturaleza que nos entrega todo. De ello depende, verdaderamente, nuestro porvenir. Vosotros tenéis la fortuna de disfrutarlo gracias a vuestra cooperación y desvelos.
Haciendo un uso moderado y armónico de la tierra que vuestros mayores os han legado, habéis logrado lo que no es fácil de alcanzar: preservar para el futuro un paisaje y una naturaleza admirables, transmitiendo a vuestros herederos una lección de respeto a la tradición y a las acciones comunitarias, para enseñarles, de ese modo, que, con firme voluntad y sólidos principios, se alcanzan las más difíciles metas.
Quiero felicitar a la Asociación de Vecinos "Valle de Paredes" por haber presentado esta candidatura y por su tenacidad y entusiasmo, que el Jurado ha destacado en el acta de concesión. Es esta unidad de acción, tan sólidamente construida, la que os ha conducido al éxito. Debéis mantenerla y cuidarla como uno de vuestros mayores tesoros, pues iniciativas como las que habéis emprendido, en las que brillan la responsabilidad, el espíritu de superación y la buena vecindad, son un ejemplo para todos.
Vosotros sabéis hasta qué punto acontecimientos y problemas nacidos muy lejos pueden afectar nuestro devenir, cómo lo que sucede en lejanos países puede influir decisivamente en nuestras vidas. Cuando la historia acelera su eterno movimiento para llevarnos a una nueva era en la que todo parece más inseguro y vulnerable, necesitamos, quizá más que nunca, la atención y el cariño por lo más próximo. Nos dará fortaleza y nos permitirá mantener viva la esperanza.
Agradezco y felicito al Jurado por su decisión y animo a todos los pueblos que han presentado su candidatura para que sigan trabajando cada día con ilusión.
Aquí cerca, vuestro río Esva sigue con su canción alegre y limpia. Ese rumor debe ser una permanente llamada a vuestras conciencias, una llamada que os invite a ser los mejores y a hacer siempre lo mejor. No dejéis de escucharla, porque estoy seguro de que nunca os decepcionará.
A los vecinos más jóvenes del valle, os pido que continuéis por la senda iniciada, en concordia, con el mismo entusiasmo y la misma alegría con la que habéis hecho tantas obras buenas. Seguid cuidando vuestro pueblo y vuestro valle, proteged su hermosura, su ejemplaridad.
Muchas gracias.
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