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Viḷḷar de Vildas, Somiedo (2004)
Viḷḷar de Vildas era a principios de la década de los 90 un pueblo aislado por su situación geográfica, como cabecera del valle que conforma el río Pigüeña, y cuyo principal medio de vida era la agricultura y la ganadería de subsistencia. La llegada del turismo masivo a Somiedo hizo que en Viḷḷar de Vildas comenzaran a surgir negocios relacionados con este sector que han dado lugar a nuevas expectativas de desarrollo.
Es importante señalar, por otra parte, la importancia que el ganado vacuno ha tenido en la configuración paisajística, cultural y etnográfica de este pueblo. Viḷḷar de Vildas supo mantener una excelente cabaña de raza autóctona de los Valles en los tiempos en que en el resto de Asturias se introducían otras razas foráneas. Los vecinos, lejos de emigrar a la ciudad, han acometido una profunda transformación del sector pasando de pequeñas explotaciones a una ganadería profesional. Uno de los principales atractivos turísticos de Viḷḷar de Vildas son las brañas, utilizadas para la actividad ganadera. De la conservación de los teitos se encargan los propios vecinos, siendo el trabajo de teitador uno de los oficios tradicionales de Somiedo, que ha permitido el mantenimiento de un patrimonio etnográfico de gran valor, existiendo en este momento en las brañas de Villar unas 65 construcciones con teito de escoba en perfecto estado de conservación. Además, a lo largo de los últimos años el desarrollo de Villar ha sido muy grande con el arreglo continuado del pueblo a través de la rehabilitación de casas, caminos, muros y demás elementos utilizados por todos. Asimismo es de especial mención el magnífico estado en que los vecinos mantienen sus praderías y montes comunales.
Sin olvidarse de los tiempos que corren, el presente año los vecinos han puesto en marcha un sistema de conexión a Internet mediante banda ancha vía satélite, apostando por las nuevas tecnologías como fuente de prosperidad y de futuro para un pueblo que lucha por mantener sus más antiguas tradiciones y su forma de vida así como de adaptación a los nuevos tiempos.
Reunido en Oviedo el Jurado del Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias 2004, integrado por D. Jesús Arango, D. Evaristo Arce, D. Efrén Cires, D.ª María Ángeles Fernández, D. Nicanor Fernández, D. Ignacio García-Arango, D.ª Elisa Llaneza Álvarez, D. José Luis Marrón Jaquete, D. Hugo Alfonso Morán Fernández, D. José Luis Pérez de Castro, D.ª Berta Piñán, D. Ignacio Quintana, D. Luis Riera Posada, D.ª Rosa Roces, D.ª Trinidad Rodríguez, D. Cristino Ruano de la Haza, D.ª Carmen Ruiz-Tilve, D. Valentín Ruíz García, D. Javier Santos, D. Miguel Trevín, presidido por D. Francisco Rodríguez y actuando de secretario D. Adolfo Barthe Aza, acuerda conceder por mayoría el Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias 2004 a Villar de Vildas (Somiedo) por su voluntad y determinación en mantener y preservar el entorno y las tradiciones de una comunidad agraria de montaña y por hacer posible una forma de vida viable y con futuro, en armonía con la naturaleza y abierta a la modernidad.
El Jurado quiere destacar los merecimientos de la candidatura finalista presentada por la Comunidad Vecinal de Sariego.
Oviedo, 16 de septiembre de 2004
Quiero iniciar estas palabras diciéndoos la alegría que siento al regresar a esta hermosa tierra de Somiedo. No pocas veces he recordado con emoción el viaje que hice por primera vez, hace casi quince años, a vuestro concejo, y puedo aseguraros que nunca olvidé la impresionante belleza que os rodea, la cálida hospitalidad con que me acogisteis, la forma callada y generosa con que hacéis vuestras mejores obras, la hermosa luz de aquel día de otoño.
Os prometí a todos vosotros que regresaría para rememorar aquellas impresiones y sentimientos y para comprobar que todas aquellas ilusiones que entonces compartimos, aquel sueño de conservación de la naturaleza, de desarrollo equilibrado y de nuevas iniciativas, que se había iniciado al declarar a Somiedo primer Parque Natural de Asturias, sería pronto una feliz realidad.
La concesión del Premio al Pueblo Ejemplar a este pueblín de Villar de Vildas me permite volver y cumplir aquella promesa.
En el año 2000, cuando la UNESCO integró a Somiedo, como Reserva de la Biosfera, en la Red Mundial distinguida en el 2001 con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, se reconoció internacionalmente la importantísima labor que habéis llevado a cabo y que ha permitido que esta tierra sea ante el mundo embajadora y modelo de conservación, de amor a la naturaleza y de respeto a la cultura tradicional.
Por todo ello, es esta una ocasión muy especial para mí, pues a la satisfacción del regreso se une la feliz circunstancia de que lo hago acompañado por mi esposa, la Princesa de Asturias. No necesito deciros con cuánta emoción ella esperaba este día para felicitaros por vuestros éxitos y para compartir con vosotros, unas horas de alegría y de esperanza.
Esta Asturias vuestra, la Asturias milenaria y acogedora, la del aire limpio y el silencio, de bosques centenarios, imponentes montañas y profundos valles, tiene hoy un reflejo y un símbolo aquí, en Villar de Vildas, un nombre que hace años evocaba la Asturias profunda y olvidada, sólo conocida por montañeros, cazadores y escasos naturalistas.
Sin embargo, cuantos os visitaban ya hablaban de vosotros como una comunidad especialmente acogedora, tolerante y fuerte, con claridad de ideas, que sabía conjugar el trabajo personal y el colectivo como un modo de vida fructífero y solidario.
Se sabía también de vuestro amor por la conservación del territorio y de las tradiciones como garantía de futuro. Ahí están, para demostrarlo, el impresionante monumento etnográfico, evocador de viejas culturas, que es la Braña de La Pornacal y la pervivencia de la sextaferia como máxima expresión de vuestra preocupación por la colectividad.
Desde esos valores, vosotros y todos los habitantes del concejo os habéis enfrentado a las dificultades y habéis llevado a cabo en estos últimos años la conservación y restauración de vuestro patrimonio cultural, la protección y cuidado del medio ambiente, el desarrollo de la actividad turística y el mantenimiento de la ganadería autóctona, gracias a los cuales os encontráis en la mejor situación para vivir dignamente y para afrontar un futuro aún mejor.
Os animo a que viváis también, como habéis empezado a hacerlo a través de las nuevas tecnologías, informados de lo que sucede en el mundo y comprometidos con la sociedad global de la que formáis parte. De esta forma, los niños y los jóvenes serán más conscientes de la importancia y el valor del respeto y cuidado de su entorno natural y su cultura, de sus tradiciones y de su vida familiar, en la que los pequeños gestos son, finalmente, los trascendentes.
En la búsqueda de la prosperidad común que constituye uno de vuestros más firmes objetivos, sois una clarísima muestra de que de nada sirve la riqueza conseguida de forma fácil y rápida, la comodidad del momento, si no se proyecta hacia el futuro, si no se asienta en la construcción de bases sólidas sobre las que se sustente en los años venideros, evitando, de ese modo, la destrucción de todo aquello que se desea preservar.
Así, apenas sin daros cuenta del ejemplo que dabais, habéis sido testigos y protagonistas, a lo largo de estos años, de cómo con planes adecuados y proyectos sostenibles a largo plazo, y sobre todo con ilusión y trabajo, se consiguen los más difíciles objetivos encaminados al bien común.
Os animo a que sigáis defendiendo con la misma ilusión, con la misma visión de futuro y la misma esperanza vuestra actitud, pues se extiende así vuestra beneficiosa forma de actuar por todo el Principado, una tierra en la que la revitalización de los pequeños núcleos de población tiene extraordinaria importancia para el porvenir y para la consolidación de un presente más próspero y dinámico, y en la que lugares como Villar de Vildas florecen como enclaves privilegiados para la convivencia, libres ya de la amenaza de la despoblación.
Recordamos hoy también con gratitud a todos aquellos pueblos que han presentado sus candidaturas para la obtención de este Premio, sobre todo a aquellos que se afanan y luchan desde hace años por conseguirlo. Ellos son un ejemplo de tenacidad del que quiero hacer mención especial, al tiempo que los animo a mantener su firmeza por recibir el reconocimiento a su continuado esfuerzo.
Pronto se cumplirán quince años del comienzo de esta hermosa y tan extraordinariamente fecunda iniciativa del Premio al Pueblo Ejemplar que tan felices e inolvidables momentos me ha hecho vivir y donde he sentido de la forma más entrañable vuestro único e inconfundible amor a Asturias, y vuestro compromiso con España. No puedo olvidar el cariño, expresado de forma sencilla y cálida, que siempre me habéis entregado los asturianos.
Quiero también destacar, una vez más, la excelente labor de los jurados del Premio, que han cumplido su difícil tarea con rigor y responsabilidad, con excelente criterio y con altura de miras, lo que les agradezco profundamente.
Por último, deseo que sepáis que la Princesa y yo nos sentimos muy felices de unirnos a vosotros en este día inolvidable y que recordaremos siempre también vuestro cariño, y la alegría y esperanza con las que nos habéis recibido en este hermosísimo lugar del Principado.
Muchas gracias.
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