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Jacinto Convit y Pablo Rudomín Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica 1987
El doctor Pablo Rudomín es un investigador de renombre mundial destacado por sus investigaciones en el campo de la neurofisiología.
Jacinto Convit (Caracas, Venezuela, 1913 - 2014), ingresó en 1932 en la facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela, donde obtuvo el título de doctor en Ciencias Médicas. En 1937 comenzó a colaborar con el doctor Martín Vegas, pionero en estudios sobre la lepra. Desde ese momento se centró en la cura de esta enfermedad. Tras obtener por oposición la plaza de médico dermatólogo en el Hospital Vargas de Caracas, se incorporó a la cátedra de Dermatología del profesor Leopoldo Briceño Iragorry, siendo nombrado instructor y director de su laboratorio. Jacinto Convit desempeñó este cargo hasta 1950, fecha en que fue nombrado jefe de Clínica Dermatológica. A partir de 1954 ejerció como profesor agregado y posteriormente como asociado de la citada cátedra de Dermatología. En 1958, con el paso a la ciudad universitaria de la mayor parte de las cátedras y profesorado de la Universidad Central, Convit permaneció en el Hospital Vargas al frente de la jefatura del servicio, encargándose además de coordinar las actividades dermatológicas asistenciales, docentes y de investigación. Los avances realizados en el campo asistencial, docente e investigador le permitieron obtener el reconocimiento internacional del American Board of Dermatology, que en 1965 designó al Servicio de Dermatología del Hospital Vargas como centro docente de formación para los residentes que aspiran al grado de Board.
Especialista en enfermedades parasitarias, ha dedicado toda su vida al desarrollo de distintas líneas de investigación en la prevención y tratamiento de la lepra, la leishmaniasis, la oncocercosis y la micosis, entre otras dolencias de naturaleza similar. Especialmente reconocido en este ramo por ser el descubridor de la cura contra la lepra, sus estudios abarcan aspectos diversos de clínica, inmunopatología, epidemiología, control y terapéutica de estas enfermedades. Ha publicado más de 300 trabajos científicos.
Nominado al Premio Nobel de Medicina en 1988, el gobierno venezolano le entregó la mención honorífica del Premio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2009 y, en 2011, recibió la insignia de Oficial de la Orden de la Legión de Honor de Francia.
Pablo Rudomín (México, 1934) estudió Biología en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional (IPN), en el que consiguió el grado de maestro en Ciencias con la especialidad de Fisiología. Desde 1961, ha desempeñado actividad académica en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (CINVESTAV) del IPN y fue director del programa de neurociencias de este mismo centro. Ha sido vicepresidente y, posteriormente, presidente de la Fundación México-Estados Unidos para la Ciencia. Además de su destacada obra como investigador, Pablo Rudomín ha desarrollado una labor docente de calidad, habiéndose formado en su laboratorio neurofisiólogos que hoy trabajan en todo el mundo. Ha sido profesor visitante en la Universidad Rockefeller, en el Marine Biomedical Institute en Galveston, Texas, en los Institutos Nacionales de la Salud de Bethesda, Maryland (Estados Unidos), en el Instituto de Patología Médica de Siena (Italia), en la Universidad Hebrea de Jerusalén, en la de Göteborg (Suecia) y en la Medical School John Curtin en Canberra (Australia).
Es considerado uno de los neurofisiólogos de mayor prestigio en la comunidad internacional. Ha realizado contribuciones importantes en el campo de la Fisiología de la médula espinal. Su interés principal se ha centrado en el estudio de los mecanismos presinápticos que controlan la transmisión sináptica en los vertebrados. En este contexto, el doctor Rudomín y su grupo han analizado con gran detalle la organización funcional de las vías segmentales y supraespinales que regulan la eficacia sináptica de fibras sensoriales provenientes de receptores cutáneos y musculares.Sus investigaciones han mostrado que las terminales intraespinales de las fibras sensoriales no son rutas obligadas para el flujo de información proveniente de la periferia, sino rutas potenciales que el propio Sistema Nervioso Central puede regular para activar en forma selectiva a poblaciones específicas de neuronas espinales. Rudomín ha colaborado como miembro del Consejo Editorial en muchas de las revistas más importantes en el campo de la neurofisiología, entre ellas, Journal of Neurophysiology, Brain Research, Experimental Brain Research, Neurosciencies Letters y Neuroscience. Ha impartido, además, un gran número de conferencias en diversos centros de investigación en su país y en el extranjero.
Sus aportaciones científicas le han valido reconocimientos como el Premio en Ciencias Naturales de la Academia de Investigación Científica de México en 1972, y el Premio Nacional de Ciencias en 1979, máxima distinción otorgada por el gobierno mexicano. En 1986 fue nombrado miembro del grupo de asesores de Neurobiología de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, y ese mismo año obtuvo la Medalla de la Academia de Investigación Científica de México por el mejor trabajo en las Ciencias Biomédicas. En 1989 recibió el Premio Elizondo, otorgado por el Instituto Tecnológico de Monterrey por la relevancia de su labor científica. En 1993 ingresó como miembro del Colegio Nacional y tres años después recibió la condecoración Lázaro Cárdenas otorgada por el Instituto Politécnico Nacional y fue nombrado Investigador Emérito en el Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional de México y en el Sistema Nacional de Investigadores de México. En 2002 se le otorgó el Krieg Achievement Award de la Asociación Internacional Ramón y Cajal.
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