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Horacio Saénz Guerrero Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 1988

Horacio Saénz Guerrero

Horacio Sáenz Guerrero (Logroño, España, 1921 - Denia, Alicante, España, 1999), narrador, testigo e intérprete de varios lustros de la historia diaria nacional e internacional, era un médico frustrado por las circunstancias de los años cuarenta, fue ganado, sin embargo, por una afición al periodismo en su más amplia expresión, incluso el futbolístico y taurino.

Ingresó en La Vanguardia Española, como meritorio sin sueldo, en 1942, cuando contaba veinte años y acababa de graduarse en la Escuela de Periodismo de Madrid. Cuando en 1981 preparó la conmemoración del centenario del periódico, que había nacido con el nombre de La Vanguardia, Sáenz Guerrero retiró el adjetivo "española", impuesto a la empresa en enero de 1939 como condición para que el periódico se siguiera publicando. Comenzó su carrera profesional desempeñando tareas de crítico literario y editorialista, para tener a su cargo posteriormente las secciones de comentarios locales y provinciales y la crítica cinematográfica y teatral. Fue también encargado de la compaginación, editorialista, redactor jefe de noticias nacionales, y, finalmente, subdirector en enero de 1961.

Sáenz Guerrero practicó toda las variantes del periodismo y colaboró en diversos medios, entre ellos la revista "Destino", Radio Nacional de España, y la televisión de los primeros años. También fue corresponsal de Time Life y de The New York Times.

En 1952 participó en la fundación de la Escuela de Periodismo de Barcelona, de la que fue nombrado secretario y profesor de Tipografía y Confección.

Comenzó posteriormente su período de enviado especial. En condición de tal vivió en Estados Unidos, Oriente Medio, Alemania, Italia, Bolivia, India y Japón. Ya de regreso a un ejercicio profesional más sedentario, fue nombrado director de La Vanguardia el 20 de octubre de 1969.

En junio de 1978 obtiene el IV Premio de Periodismo del Círculo Catalán de Madrid, por el artículo "Cataluña, vehículo mundial de la cultura castellana", publicado en La Hoja del Lunes del 24 de abril del mismo año. En septiembre de 1981, la agencia EFE le concede el premio a la mejor labor informativa de 1980, año de la autonomía catalana. "La objetividad --declaró al recibir el galardón-- es una cuestión polémica. Pero he tratado de informar procurando mantener el periódico que dirijo al margen de cualquier tipo de lucha y siempre al servicio de un entendimiento inteligente entre todos los españoles". Haciendo realidad dicha afirmación, es agente de primer orden, desde Cataluña, para obtener una transición democrática limpia y recuperar la libertad.

Abandonó la dirección de La Vanguardia el 1 de enero de 1983, aunque permaneció ligado a ella como consejero de dirección y colaborando semanalmente y firmando una sección titulada "Carta de Situación". Participó asimismo en la emisión del programa radiofónico de la COPE "Protagonistas".

En 1988 publicó Fuego sin sangre.

El 6 de mayo de 1987, se le concedió el Premio Mariano de Cavia, la recompensa más prestigiosa del periodismo español, por un artículo titulado "Descubrimiento, la palabra nefanda". En diciembre de 1987, la Generalitat de Cataluña le otorga la Creu de Sant Jordi por la calidad de sus trabajos de periodismo literario y político y como reconocimiento a su permanente defensa, desde la dirección de La Vanguardia, de los valores de la democracia, de la libertad y de Cataluña como decisiva realidad nacional. En esa tarea trabajó incansablemente quince horas diarias durante casi veinte años. Sáenz Guerrero fue también vocal de la Fundación Juan March y miembro de la Academia de Gastronomía.

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