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Jorge Oteiza Premio Príncipe de Asturias de las Artes 1988

Jorge Oteiza

Jorge Oteiza (Orio, Guipuzcoa, España, 1908 - San Sebastián, España, 2003), escultor controvertido y figura indiscutida del arte contemporáneo, fue un creador de espacios cuya obra recorre las principales preocupaciones de la vanguardia, reflejando un gran interés por las formas arcaicas y primitivas y una obsesión por la geometría reduccionista presente en movimientos como el cubismo, el constructivismo o el minimalismo.

Estudió tres años Medicina y tres meses, Artes y Oficios. En 1931 obtuvo el primer premio de escultura en la Bienal de Artistas Guipuzcoanos de San Sebastián, ciudad en la que inauguró su primera exposición individual en 1934. En una primera época, interesado por la obra y la persona del escultor Alberto Sánchez y atraído por el racionalismo en la arquitectura, se enfrentó tanto al arte convencional fomentado entonces en el País Vasco como al surrealismo que arrastraba a muchos de sus compañeros de Madrid. En 1935 se trasladó a Iberoamérica, expuso en Santiago de Chile y en Buenos Aires, y enseñó en la Escuela Nacional de Cerámica de Argentina. En 1942 el gobierno de Colombia le encargó la organización de la enseñanza oficial de la cerámica en Bogotá. Dos años más tarde publicó su Carta a los artistas de América, sobre el arte nuevo de la posguerra, y en 1948 difundió en Buenos Aires el Informe sobre mi escultura. En estos años, Oteiza experimentó problemas de estructura con una serie de esculturas figurativas. Son años de vida precaria e inestable que influyeron más en su formación intelectual y política que en su obra artística. En 1948 regresó a Bilbao, dando comienzo al período más intenso de su vida de escultor. Mediada la década de los cincuenta, se produjo en España un movimiento de renovación artística que dió a la escultura un desconocido protagonismo al que Oteiza contribuyó de manera destacada. En 1951, tras ganar el primer premio en el concurso nacional para erigir un monumento al Rey Felipe IV en San Sebastián, se le encargó la realización de las esculturas para la nueva basílica de Aránzazu, en Guipúzcoa. Obtuvo el Primer Premio de la IX Trienal de Milán y siguió sumergido en una intensa labor de investigación que se vió interrumpida cuando en 1957 fue seleccionado para participar en la IV Bienal de Sao Paulo, donde obtuvo el Gran Premio Internacional de Escultura. También en 1957 montó el pabellón español en la Feria Internacional de Bruselas. En 1959 declaró que había concluido experimental y profesionalmente su vida de escultor. Unos mínimos elementos formales le han servido, no para delimitar espacios, sino para crear vacíos. Dejó de ser escultor, pero no de hacer escultura, y realizó una intensa labor política, social y cultural a través de sus poemas y estudios antropológicos, lingüísticos y estéticos. En 1970 obtuvo el Primer Premio en el concurso de ideas para la urbanización de la madrileña Plaza de Colón. En 2000 Oteiza expuso cien de sus obras escultóricas en los altos del castillo de Santa Bárbara, en Alicante, en la muestra Oteiza: Paisajes y Dimensiones. Posteriormente  exhibió en San Sebastián 88 esculturas y 230 piezas de su Laboratorio de Tizas. Otras muestras de Oteiza tuvieron lugar en Logroño, Valladolid y Zaragoza. Entre otros escritos, ha publicado: Ensayo de interpretación estética del alma vasca (1963), Un modelo de hombre para el niño de cada país (1972) y Existe Dios al Noroeste (1990).

En 1985 le fue concedida la Medalla de Oro de Bellas Artes. Doctor honoris causa por la Universidad del País Vasco (1998), ha sido distinguido también con la Medalla de Oro de Guipúzcoa (1998), los títulos de Vasco Universal (1997) y Amigo Predilecto de la Villa de Zarautz (1999) y la Medalla Lan Onari (Mérito al Trabajo, 2000). En 2003 la Fundación Jorge Oteiza inauguró en Alzuza un museo dedicado a la obra del artista.

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