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Camino de Santiago Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2004
La tradición señala que el Camino de Santiago nace en el siglo IX con el descubrimiento de los restos del Apóstol Santiago el Mayor en el bosque de Libredón, donde hoy se asienta la ciudad de Santiago de Compostela, en cuya Catedral se guardan los citados restos del Santo. Desde entonces, la peregrinación jacobea, generadora de una extraordinaria vitalidad espiritual, social, cultural y económica, se ha convertido, en sus 1.200 años de historia, en un símbolo de fraternidad entre los pueblos y auténtico eje vertebrador de la primera conciencia común de Europa.
La peregrinación a Santiago de Compostela nace en el contexto de una sociedad sacralizada, espíritu que aún se mantiene, aunque hoy en día se entremezclan otros aspectos como el contacto entre personas, la superación personal, la integración en la naturaleza y el arte, etc., convirtiendo la peregrinación en un fenómeno de masas entre peregrinos y voluntarios que proceden de todos los rincones del mundo. Prueba de esta pujanza es que se calcula que a la finalización del Año Jacobeo 2004 Santiago de Compostela recibió seis millones de peregrinos, una cantidad nunca alcanzada. La promoción y mantenimiento del Camino de Santiago corre a cargo de miles de voluntarios y hospitaleros a los largo de los 800 kilómetros de ruta que atraviesan, principalmente, España y Francia.
En 1987, el Consejo de Europa otorgó la distinción de Primer Itinerario Europeo al Camino Francés, y en 1993 la UNESCO destacó la importancia y la trascendencia del Camino de Santiago al declararlo Patrimonio Cultural de la Humanidad. En 2004, el Consejo de Europa vuelve a ratificar su apoyo al situar el Camino como Gran Itinerario Cultural de Europa, en el que, asegura, se ve representado "el significado del ser humano en sociedad, las ideas de libertad y de justicia (...), un espacio de tolerancia, del conocimiento y de la solidaridad, un espacio de diálogo y reunión".
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