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Maya Plisetskaya y Tamara Rojo Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2005
Por su excepcional trayectoria en el mundo de la danza, en el que son reconocidas como la más alta expresión de sus generaciones respectivas.
Nacionalizada española en 1993, Maya Plisetskaya se inició en el mundo de la danza con sólo tres años. En 1934 ingresó en la Escuela de Danza de Moscú y a los 18 años se graduó en la Escuela Coreográfica del Gran Teatro Bolshoi del que pasó a formar parte meses más tarde, y en el que llegó a ser primera bailarina. En esta agrupación dio sus primeros pasos como profesional interpretando La muerte del cisne. Plisetskaya está considerada como la bailarina más arrolladora que ha ocupado la escena desde Ana Pavlova y como un exponente de la danza clásica. La crítica decía de ella que tenía una personalidad arrolladora y un estilo propio inconfundible. Desde sus primeros éxitos se la conoce con el sobrenombre de La reina del aire. De entre las muchas obras que ha interpretado en escenarios de todo el mundo, destaca El lago de los cisnes, que representó por primera vez en 1947 y que ha repetido en 800 ocasiones. Su versatilidad le ha permitido interpretar personajes tan diversos como la Zarina enloquecida de La fuente de Bajchisarai, la perversa Kitri en Don Quijote o la heroica Laurencia en el ballet del mismo nombre. En 1967 estrenó Carmen y en 1972 Ana Karenina con una partitura de su propio marido, el compositor y pianista Rodion Shchedrin. En este montaje Plisetskaya asumió las tareas de directora escénica y coreógrafa. En 1973, Roland Petit compuso para ella La rose malade y años después Maurice Béjart le escribió Isadora. Ha dirigido el Ballet de la Ópera de Roma y entre 1987 y 1990 se hizo cargo del Ballet Lírico Nacional de España. En 1994 fundó el Ballet Imperial Ruso. Ese mismo año presentó en Moscú sus memorias, con el título Yo, Maya Plisetskaya, que han sido traducidas a catorce idiomas, entre ellos el japonés, el alemán, el italiano y el serbio. En 2000 fundó con su marido la Fundación Maya Plisetskaya y Rodion Shchedrin, ubicada en la localidad alemana de Mainz, con el objetivo de preservar, documentar y facilitar el acceso libre a la obra artística de ambos.
De entre las distinciones que ha recibido destacan el Premio del Pueblo de la URSS (1959), el Ana Pavlova de París (1962), el Premio Lenin (1964), la distinción de Héroe del Trabajo Socialista (1985), la Legión de Honor de Francia (1986), la Medalla de Oro de las Bellas Artes de España (1991), la más alta condecoración de su país, la Medalla al Servicio de Rusia, que ha recibido en dos ocasiones (1995 y 2000) y el Praemium Imperiale de Japón (2006). Es doctora honoris causa por las universidades Lomonosov de Moscú y la Sorbona de París.
Dio sus primeros pasos artísticos en el Centro de Danza Víctor Ullate (1983-1991), completando su formación con David Howard y Renatto Paroni. Tras formar parte de la Compañía de Ullate (1991-1996), su carrera dio un giro internacional, auspiciado por Galina Samsova, quien la invitó a bailar en el Scottish Ballet (1996-1997). Con esta compañía interpretó, entre otras obras, El lago de los cisnes, El Cascanueces, Romeo y Julieta y La sylphide. Alcanzó el estatus de bailarina principal en el English National Ballet (1997-2000), categoría con la que se incorporó al Royal Ballet de Londres, invitada por Sir Anthony Dowell en julio de 2000. Con su incorporación al Royal Ballet en 2000, Tamara Rojo, a sus 25 años, se convirtió en la primera española en formar parte de la compañía más importante del Reino Unido y una de las más prestigiosas del mundo. Fue, además, la más joven artista en la historia del ballet que asciende al puesto de primera bailarina. Ha actuado, como artista invitada, con el Ballet del Teatro La Scala de Milán, el Ballet de la Ópera de Niza, el Arena de Verona, el Ballet Nacional de Cuba y el Ballet de la Ópera de Berlín y ha participado en numerosas galas de ámbito internacional. Desde sus primeros pasos profesionales, Tamara Rojo ha realizado papeles de múltiples matices, cuyo denominador común es la exigencia de una gran madurez interpretativa, destacando las coreografías neoclásicas de la escuela holandesa y las de hondo significado y raíz hispánica de Ullate, como Volando hacia la luz y Concierto para Tres, o las renovadas por Derek Deane como Romeo y Julieta.
Su carrera profesional se ha visto jalonada con diversos premios, tales como la Medalla de Oro y el Premio del jurado en el Concurso Internacional de Danza de París (1994), que consiguió con apenas veinte años; el Premio de la crítica italiana (1996), la denominación de Bailarina Revelación del Año por el Times londinense (1997) y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (España, 2002). En 2001 recibió el Premio a la Mejor Bailarina de los Premios Nacionales de Danza que otorga el Círculo de Críticos del Reino Unido. En 2004 obtuvo el Premio al Valor de los premios Positano Leonid Massine y fue nombrada embajadora de la Fundación Hans Christian Andersen de Dinamarca. En 2010 recibió el Premio Laurence Olivier, la Encomienda de número de Isabel la Católica en 2011 y la Medalla de Oro de las Bellas Artes del Centro de Artes Escénica John F. Kennedy en 2012.
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