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La Ciudad de Berlín, en el XX Aniversario de la Caída del Muro Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2009
Discurso de Klaus Wowereit, alcalde gobernador de Berlín:
Majestad,
Altezas,
Estimados Miembros de los jurados,
Estimado Presidente de la Fundación Premios Príncipe de Asturias,
Estimados Galardonados,
Señoras y Señores,
En nombre de todas las berlinesas y berlineses agradezco al jurado el gran honor de recibir el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia.
Este año Berlín conmemora los acontecimientos dramáticos del otoño de hace 20 años. Primero fueron unos pocos los que plantaron cara a la dictadura con valor y determinación. Después llegaron a ser muchos. En otoño de 1989 millones de personas salieron a la calle en Berlín y otras ciudades de la RDA para manifestarse pacíficamente por sus derechos de libertad.
El 9 de noviembre de 1989 derribaron el muro que había partido la ciudad durante tres décadas. Las imágenes de las personas bailando sobre el muro dieron la vuelta al mundo y despertaron gran interés. Fue el momento más feliz en la historia de Berlín.
Al año de la caída del muro, Alemania y Berlín celebraron la reunificación en paz y libertad.
La Revolución Pacífica de la gente en Berlín y otras ciudades de la antigua RDA no hubiera sido imaginable sin los acontecimientos previos en Polonia, en Hungría y la Unión Soviética. La reunificación de nuestro país no hubiera sido posible sin el apoyo de muchos amigos en el extranjero, entre ellos, y no en último lugar, de España con su presidente Felipe González.
Todo ello lo recordamos en Alemania con gratitud.
Muchos berlineses se superaron a si mismos en las semanas de la Revolución Pacífica. Ya se sabe que la fe en un futuro mejor es capaz de mover montañas y de ella nació mucha confianza que dio alas a las berlinesas y berlineses para vencer los problemas de la unificación. El muro había cortado la vena vital de Berlín. Los retos para la ordenación urbana, la política de infraestructura, económica y social no tenían parangón. Se perdieron cientos de miles de puestos de trabajo y se tardó en crear nuevos empleos. Asimismo, la reunificación implicaba pérdidas para muchas personas. Y: también en la vida cotidiana era necesario que la gente del Este y Oeste volviera a encontrarse.
Entre nosotros se encuentran hoy mis dos predecesores en el cargo Walter Momper y Eberhard Diepgen. Se debe a su actuación dirigida a la unificación de la ciudad, que se marcaron muchas pautas correctas en los tiempos de la reunificación.
Pero Berlín no sólo estaba mirando hacia adelante. Berlín siempre es consciente de su historia y de su responsabilidad histórica.
Berlín fue la capital de la Alemania Nazi. Desde allí se desencadenó la criminal Guerra Mundial.
Berlín fue el lugar en el que se planeó y ejecutó una política racial sangrienta cuya culminación atroz fue el asesinato de 6 millones de judíos europeos. Hace dos años el Premio de la Concordia fue concedido al Museo del Holocausto en Yad Vashem, que recuerda estos crímenes al igual que el gran Monumento al Holocausto en el corazón de Berlín y muchos otros lugares conmemorativos en la capital alemana.
Berlín reconoce su historia.
Pero asimismo, Berlín está orgullosa de lo que ha conseguido en las dos décadas desde la caída del muro. Esto lo queremos celebrar dentro de pocas semanas (el 9 de noviembre) cuando nos reunamos en la Puerta de Brandeburgo con muchos invitados internacionales.
Berlín es una ciudad del cambio con una gran energía creativa. Las personas procedentes de más de 180 países crean un ambiente abierto y tolerante.
Asimismo estamos orgullosos de que cada vez más personas de todo el mundo visiten Berlín, y particularmente numerosos entre nuestros visitantes son las españolas y los españoles. Entre los turistas extranjeros forman el tercer contingente en número.
Algún hueco aún existente en el aspecto urbano simboliza el espacio libre para personas que se sienten atraídas por Berlín. Artistas, científicos, cabezas creativas vienen a Berlín porque la ciudad les ofrece oportunidades únicas. Ellos enriquecen la ciudad y contribuyen a la transformación de Berlín.
La concesión del Premio Príncipe de Asturias de la Concordia es un acicate para nosotros de continuar por este camino. El jurado ha valorado los esfuerzos de Berlín de
”construir un nudo de la concordia en el corazón de Alemania y Europa que contribuye al entendimiento, la convivencia, la justicia, la paz y la libertad en el mundo”.
Berlín se siente comprometida con este ideal.
El Premio Príncipe de Asturias de la Concordia nos llena de orgullo.
Berlín dice ¡Gracias, Asturias! ¡Gracias España!
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