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Francis Ford Coppola Premio Princesa de Asturias de las Artes 2015
Me siento especialmente emocionado por el hecho de que hace casi 50 años, en el mismísimo comienzo de mi carrera en el cine, de nuevo en España, me concedieron el premio Concha de Oro en el Festival de Cine de San Sebastián en 1967. Así que estos dos hitos definen mi carrera creativa, y siempre en España.
Suspendido entre estas dos importantes ocasiones, me encuentro lleno de muchas de las mismas emociones y ambiciones que tenía entonces, a los 28 años. Continúo deseando explorar las posibilidades futuras de esta forma absolutamente mágica de literatura: el cine. Comenzando, como lo hice, por las dos influencias de lo que se estaba haciendo en Hollywood y el apasionante cine de Europa y Japón de los 50. Otros de mi generación y yo estuvimos doblemente inspirados: la forma de hacer cine de Hollywood como la forma de entretenimiento más influyente del mundo –como en la obra de Wyler, Hitchcock, Wilder, Vidor y muchos otros grandes–, chocando con otra forma de cine que tiende más hacia la literatura, iluminando la vida contemporánea con autoría y arte y ampliando fronteras, como en la obra de Bergman, Kurosawa, Fellini, Rossellini y Buñuel… Esta mezcla de los dos extremos de la propuesta de cine inspiró a toda mi generación… e intentamos hacer las dos cosas. ¿Puede el arte también servir como entretenimiento según la definición de estas dos corrientes? Nosotros sentíamos que sí, sin duda. Esto siempre ha sido el objetivo.
Hace miles de años cuando nació el drama, los espectadores se sintieron emocionados e iluminados mientras contemplaban impresionados la evolución de las ideas y las formas, dejándoles asombrados.
Incluso ahora, el cine, con poco más de cien años de historia, está cambiando y evolucionando en direcciones que aún no se han revelado de todo ante nosotros, pero con las que deseamos experimentar. Seguimos siendo pioneros del cine mientras empujamos hacia adelante, hacia un tiempo en que nuestros hijos y nietos hereden nuestro amado cine, y lo cambien más allá de lo que nosotros podamos imaginar.
Toda arte interpretativa es una creación y un subproducto de la tecnología. En el principio de todo, la tecnología consistía en el fuego que iluminaba las escenas o imágenes que nuestros primeros antepasados hacían con el palo de madera carbonizada con que atizaban el fuego. Ha habido muchos pasos tecnológicos posteriores: las máquinas de la etapa mecánica y los dispositivos de iluminación que dieron movimiento a la imagen, y la visión eléctrica a distancia combinada, más recientemente, con el sonido y el color. Cualquier mejora tecnológica siempre se prueba primero como pornografía, inmediatamente después llegan las historias.
Ahora el cine cubre todos los territorios del globo como un medio electrónico, con todos los elementos: proyectores, cámaras, capacidad de edición, siendo todos los dispositivos digitales, y el propio medio se transmite a todas partes a través de satélite y de banda ancha de Internet. Recuerdo cuando hace más de 30 años, fui invitado a hablar de cine con una generación de cineastas españoles, y hablé sobre la edición electrónica y los nuevos avances en las cámaras y proyectores y un cineasta joven levantó la mano y dijo: “¡Acabamos de conseguir que funcionase una Arriflex y ahora nos dice usted que seguiremos estando anticuados retraso!” Por supuesto que la buena noticia sobre este continuo desarrollo técnico es que el precio sigue bajando, y cada uno puede tener una cámara digital en sus manos.
Y al mismo tiempo, el propio medio está experimentando cambios: en la forma misma del escribir para el cine, explorando nuevas técnicas de los fundamentos: punto de vista, estilo narrativo, monólogo interior y una nueva combinación de las películas documentales y de ficción. Más allá de eso, hay CINE EN VIVO, CINE EN RED y el cine de REALIDAD VIRTUAL dará a los cineastas y artistas la oportunidad de experimentar dentro de estas nuevas fronteras de la era de la información, y los resultados –y en última instancia la literatura cinematográfica que nuestros bisnietos crearán– será todo lo diferente que pueda ser de lo que hacemos ahora, pero será de hecho una extensión de la misma.
Ésta es la emoción verdadera de la especie humana; que cada generación de niños pueda correr más rápidamente, saltar más alto, tocar instrumentos musicales con una excelencia técnica asombrosa y soñar con expresiones cinematográficas nuevas que ni siquiera podemos sospechar.
Algo que he notado durante el entusiasmo de este honor de Asturias: el supuesto de que un director de cine, y la fama que trae consigo, es capaz de usar el cine para resolver los problemas del mundo. En mi propia tierra, Italia, se cree que tengo el poder de acabar con a la indignidad y la injusticia que la Italia meridional ha sufrido, o incluso aquí, durante el banquete en Asturias, que tengo el poder de influenciar los muchos horrores e injusticias que todavía padece nuestro mundo; que estoy en posición de solucionar las muchas dificultades en el Oriente Medio que nacieron de las decepciones que se germinaron durante la primera guerra mundial. ¡Magare! ¡Ojalá que fuera así, pero, desafortunadamente, no ostento tal poder! Puede que un día sea capaz el CINE de realizar tales milagros, pero, de momento, es como Prometeo, atado por las cadenas del “mercantilismo”, controlado y neutralizado en el nombre de los beneficios exentos de riesgo. Así que me presento ante ustedes, no tanto como el CABALLERO DE LA FIGURA TRISTE, Don Quijote de La Mancha, sino más bien como su escudero SANCHO, deseando sólo NO estar continuamente manteado y azotado por los extraños oponentes con que este Amo mío sigue enredándose, sino simplemente cuidar de mi jumento y quizá tener una buena comida. Sin embargo, como señaló Sancho Panza: “Cuando viene el bien, mételo en tu casa.” y sobre el tema de los premios, en las palabras de Cervantes:
“procure vuestra merced llevar el segundo premio, que el primero siempre se lleva el favor o la gran calidad de la persona, el segundo se le lleva la mera justicia, y el tercero viene a ser segundo (…) al modo de las licencias que se dan en las universidades; pero, con todo esto, gran personaje es el nombre de primero.”
Y así que, humildemente, les doy las gracias.
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