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Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Acuerdo de París Premio Princesa de Asturias Cooperación Internacional 2016
La Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC en inglés) es el acuerdo de la ONU que tiene por objeto principal la estabilización de las emisiones de gases de efecto invernadero de manera que “impida la interferencia perjudicial del ser humano en el sistema climático”. En este contexto, la Cumbre de París de finales de 2015 (conocida como COP 21), que estuvo presidida por el entonces ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Laurent Fabius, logró la firma de un acuerdo histórico en la lucha contra el cambio climático para contener el aumento de la temperatura de la Tierra. En ella, los países miembros lograron alcanzar un acuerdo histórico –incluidos China y EE.UU.– por su carácter vinculante y universal. Los pilares fundamentales de este acuerdo establecen la necesidad de “mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2ºC con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5ºC con respecto a los niveles preindustriales” tal y como refleja su artículo 2º, así como que tenga efecto jurídicamente vinculante para los países firmantes, que las partes que son países desarrollados aumenten el nivel de su apoyo financiero comprometiéndose a movilizar conjuntamente 100.000 millones de dólares anuales hasta 2020 y que el acuerdo sea revisado cada cinco años.
El camino recorrido por las Naciones Unidas hasta la Cumbre de París de 2015 sienta sus orígenes en la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro (1992) en la que se adoptó la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Se trataba de la primera respuesta internacional contra el desafío climático, que se produjo bajo el consenso de una gran mayoría de países. Estableció entonces un marco de acción con el objetivo de estabilizar la concentración atmosférica de emisión de gases de efecto invernadero (GEI) y evitar, así, interferencias perjudiciales con el sistema climático. Desde entonces, las partes del tratado se reúnen de forma anual en una conferencia (conocida como COP o Conferencia de las Partes) para controlar y modelar la implementación de dicha respuesta. La primera de esas reuniones tuvo lugar en Berlín, en 1995. En la COP 3 de Kyoto (1997) se adoptó –por 180 países– el Protocolo de Kyoto (PK), un proyecto de 15 años de duración considerado como primer paso importante hacia un régimen mundial de reducción y estabilización de las emisiones de GEI, que sentó los cimientos para posteriores acuerdos internacionales sobre el cambio climático. La COP 11 de Montreal (2005) marcó la entrada en vigor del PK –apoyado por 141 Estados firmantes– y sirvió de marco para la primera reunión de las partes del PK. La COP 15 de Copenhague (2009) quedó marcada por la expectativa frustrada de que los Estados miembros lograsen un acuerdo para suceder al PK de 1997. Tras este fracaso, en mayo de 2010 la costarricense Christiana Figueres fue nombrada secretaria ejecutiva de la UNFCCC, nombramiento que sirvió de punto de inflexión para iniciar el camino hacia el éxito de la Cumbre de París de 2015, mostrando que una solución común a los desafíos climáticos podía servir de modelo frente a los retos del siglo XXI. La COP 17 de Durban en 2011 sirvió para marcar la pauta con la aprobación para crear un Fondo Verde para el Clima, que se convirtió en el principal instrumento financiero de la ONU para la lucha contra el cambio climático, promoviendo el desarrollo económico y la reducción de la pobreza. Desde entonces se trabajó para alcanzar un acuerdo global de peso, que llegó el pasado mes de diciembre de 2015 en la COP 21 de París. A mediados de julio de 2016 la diplomática mexicana Patricia Espinosa sustituirá en el cargo a Christiana Figueres.
De los 195 países que aprobaron el acuerdo en la COP de París, 171 firmaron dicho documento el pasado 22 de abril, lo que supone el inicio del proceso de ratificación y entrada en vigor del mismo. Los esfuerzos de Figueres y Fabius por alcanzar este pacto les ha valido el reconocimiento del Premio Ewald von Kleist para la paz internacional y resolución de conflictos en 2016.
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